Mérida, Yucatán.- El período de crisis en que se encuentra la apicultura en Yucatán se ha agravado por el desplome de los precios de la miel.
Intermediarios y exportadores han transferido las pérdidas de la actividad al eslabón más débil: el productor, sea campesino o pequeño propietario.
“Está colapsando la apicultura”, describió Nelly Ortiz Vázquez, directora de Abeja Planet A.C.
A la deforestación, enfermedades por plagas, mortandad y baja producción, se sumó la incosteabilidad.
El apicultor ya no recibe siquiera lo necesario para los gastos, mientras el resto de la cadena comercial sólo ha visto mermadas sus ganancias.
En “los buenos momentos” en Yucatán el kilogramo llegó a pagarse hasta 44 pesos; en la temporada de cosecha que recién finalizó en junio “los coyotes” ofrecieron hasta 12 pesos por kilo. En las últimas semanas –fuera de tiempo– subió hasta 18 y 20 pesos.
“Y esto no tiene que ver nada con alguna mala actitud o postura de las empresas compradoras, sino que en el mundo hay una crisis muy grave por exceso de miel falsa que hay circulando y por fraude de miel”, alegó Federico Berrón Autrique, presidente de la Asociación Mexicana de Exportadores de Miel A.C.
Según esa agrupación, la adulteración proviene de mezclas de jarabes de azúcares, de caña, de maíz o fructuosa. En 2008 laboratorios alemanes desarrollaron una prueba para superar el antiguo método tradicional para detectar azucares C4 y sacáridos, y pasaron al C3.
El “crimen ambiental” desembocó en la preparación de jarabes de hidrolisis enzimática, con el mismo procedimiento, pero ahora utilizando otras fuentes.
Por ejemplo, los nórdicos y europeos lo sacan de la remolacha.
La “emergencia muy fuerte” también es ocasionada por la paulatina desaparición de plantas néctar-poliníferas, por lo que las abejas corren riesgo de la extinción.
En los últimos dos años, de acuerdo con campesinos consultados, las colmenas disminuyeron un promedio del 30 al 50 por ciento de su población.
La mayoría de los apicultores no cuenta con dinero para hacer la alimentación artificial, que normalmente es azúcar, y mucho menos una “torta proteica” que supla al polen.
La amenaza latente: quedarnos sin suficientes polinizadores de “apis mellífera” (europea) y meliponas, por falta de condiciones para reproducirse.
“El apicultor sí está en grave situación, porque no tiene un recurso para hacerlo, y hace un gran esfuerzo por mantener a sus colonias, más por amor o por haberlo heredado de los padres”, dijo Ortiz Vázquez.
México es el cuarto productor de miel y tercer exportador mundial.
Estadísticas oficiales reportan que en el ciclo 2008-2009 en el país se cosecharon 45 mil 500 toneladas de miel, de ellas Yucatán aportó siete mil 400. Una década posterior (ciclo 2018-2019), las cifras fueron, respectivamente, 52 mil 800 toneladas a nivel nacional y casi nueve mil 400 en el estado.
En 2017, el Senado de la República declaró el 17 de agosto como el Día Nacional de las Abejas, para fomentar el consumo y dimensionar la importancia de esos insectos.
EXPOSICIÓN
En el Centro Cultural Olimpo de Mérida, agrupaciones civiles montaron una exposición de micro empresas que venden cremas, gel, galletas, caramelos y otros derivados de la miel y el polen. Se trata de incentivar el consumo local.
Abeja Planet, de Nelly Ortiz, y Tiempo de Niños, de Eduardo Martínez, también organizaron conferencias sobre la alimentación de las abejas, la cocina con miel, la miel apócrifa y las propiedades de la miel, el polen y la cera.
(LectorMx)