Mérida, Yucatán.- Los problemas de insomnio se agravaron con la pandemia porque se borraron las fronteras tanto de la actividad diurna y nocturna como la de los espacios físicos para dormir: la recámara se volvió oficina, comedor, salón de clases, y el cerebro comenzó a asociarla con trabajo y no con descanso.
Jesús Moo Estrella, coordinador del Laboratorio del Sueño de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), explica que en los inicios del confinamiento aumentaron los casos de depresión y ansiedad, males que causaron problemas de sueño; luego hubo una “descenso” y ahora, con el regreso a clases y el aumento de contagios de Covid-19, se agravaron otra vez.
El especialista en neurociencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que, con el confinamiento, disminuyeron las actividades física y mental durante el día y, en consecuencia, se retrasó el inicio del descanso y este se volvió más “ligero”.
Si bien existen más de 80 trastornos del sueño, como apnea, ronquidos y pausas respiratorias, por mencionar algunos, Explica que la mayoría se trata de insomnio causado por rutinas equivocadas previas al descanso. Por eso, en el 70 por ciento de los casos la solución es cambiar las rutinas, principalmente las previas a la hora de dormir y destinar un espacio único para el descanso.
“Los papás les platican ahí todas sus preocupaciones a sus hijos; ahí resuelven problemas de la casa, familia, económicos… Debemos respetar ese espacio de descanso, cama o hamaca, así como utilizamos el baño: solo cuando tenemos necesidad, entramos”, advierte el especialista.
-¿Debemos eliminar aquel dicho de “los problemas se arreglan en la cama”?
-Es correcto. A veces te dicen: “consúltalo con tu almohada“. No, prefiero consultarlo en el parque, caminando, trotando, haciendo ejercicio y, cuando me vaya a la cama, es porque ese problema lo dejé en paz hoy y mañana lo sigo pensando o porque ya está resuelto.
Describió los síntomas más comunes del principal trastorno del sueño:
- Cansancio durante durante el día
- dolor de cabeza al levantarse
- Insatisfacción generalizada.
- Somnolencia (cabecea si está trabajando o conduciendo, por ejemplo)
- Irritabilidad
- Dificultad para pensar o concentrarse o recordar (memoria).
En caso de presentar alguno de estos síntomas, es importante consultar a un profesional; en este caso, el laboratorio del sueño -que atiende entre 2 y 3 personas al día, de lunes a viernes- está abierto al público, pero se quiere antes programar la cita.
La “medicina” para esto es, en primera instancia, la psicoeducación, o sea, precisamente los cambios de conducta. Si no mejora, va un paso más adelante: el tratamiento psicológico para reducir la “intensidad emocional”, el estrés, la ansiedad, la frustración propia de no poder conciliar el sueño.
Como tercer “nivel”, está la técnica fisiológica, por ejemplo, el neurofeedback: se muestra al paciente la actividad eléctrica del cerebro cuando no puede dormir y, por medio de estimulación para reducir la activación de neuronas para inducirlo al reposo.
Según el especialista, en el 70 por ciento de casos de insomnio, el problema se soluciona trabajando con los hábitos del sueño, por ejemplo::
- Establecer un horario fijo para despertarse
- Reducir la presión psicológica por el mismo sueño.
- Elegir bien qué cenaremos.
“Si me voy a dormir a las 11, a partir de las 9.30, debo empezar a apagar luces, pantallas…todos los estimulantes visuales físicos; ya cuando tengo el deseo de dormir acostarme, ya sea en hamaca o cama que sea exclusiva para dormir.
¿Qué actividades sí pueden hacerse antes de meterse a la cama o hamaca? El especialista recomienda:
- Tocar un instrumento suave.
- Leer
- Arreglar o limpiar algunas cosas
Jesús Moo dice que, también ayuda mucho, la rutina de ponerte el pijama, lavarte los dientes, apagar luces, cerrar puertas, que generalmente hacemos antes de acostarnos. “Está rutina le va indicando al cerebro que se va acercando el momento de descansar y a nuestro cuerpo, relajarse”.