Mérida, Yucatán.- El reconocido filósofo, escritor y lingüista Jaime Labastida Ochoa expuso durante un encuentro de investigadores en patrimonio cultural que los signos de nuestro tiempo son muy negativos por la destrucción del medio ambiente y el avance vertiginoso e inevitable de las nuevas tecnologías.
Uno de los aspectos decisivos de las sociedades modernas es la velocidad en que se dan los cambios por el desarrollo tecnológico, el cual es irreversible, no se puede detener y no podemos evitar de ninguna manera, recalcó el ensayista y académico mexicano, de la división de Estudios Superiores de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Luego de escuchar planteamientos en torno de los cambios del hábitat de las poblaciones de ponentes reunidos en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (CEPHCIS) de la UNAM remarcó que la velocidad implacable del desarrollo tecnológico es lo que cambia a la sociedad y eso, puntualizó, es el signo de nuestro tiempo.
Se habló de las edades de piedra, del bronce y del hierro y ahora estamos en la cuarta o quinta revolución tecnológica y no podemos evitarlo, va a llegar a todos los rincones del planeta, agregó el también presidente de la Academia Mexicana de la Lengua.
Como ejemplo, mencionó el auge de la industria henequenera de Yucatán y su ocaso en los años setentas, cuando el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez intentó salvar al sector orientándolo a la elaboración de tapetes, manteles y diversos productos artesanales, pero no fue posible.
El desarrollo tecnológico acabó con la fibra del henequén y se redujo a la elaboración de sacos, costales, pero ello, refirió, no acabó con la economía de Yucatán, sino que ésta cambió de giro igual como ocurre con los edificios.
Hermano del ex candidato a la presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa, el catedrático universitario participó en un foro interdisciplinario sobre patrimonio cultural.
(LectorMx)