Por Adela Mac Swiney González
Valladolid, España.- La actriz española Kiti Mánver, autocalificada como la “eterna secundaria” del cine español, recibió la Espiga de Honor de la 68ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid y reclamó que se haga “justicia” con las actrices de su generación y se escriban más personajes femeninos maduros, porque “hay mucho, mucho que contar”. La actriz es la protagonista de la película “Mamacruz”, dirigida por la venezolana Patricia Ortega, que se presentó en el certamen fuera de concurso.
Kiti Mánver recibió el galardón en el Teatro Zorrilla de manos de la vicepresidenta de la Academia del Cine Español, Susi Sánchez, por una carrera tras las cámaras de algunos de los mejores realizadores del país que la ha convertido en uno de los rostros más habituales en la escena audiovisual española.
“Estoy teniendo una vejez dulce, me siento una privilegiada, con dos protagonistas seguidas mujeres y, además, mujeres mayores”, dijo al referirse a su anterior película “El inconveniente” y a “Mamacruz”, que se estrenará en cines españoles mañana viernes 27, e insistió en que “lo importante es que esto vaya abriendo camino para que se sigan contando cosas muy interesantes y muy vitales de las mujeres que ya tienen una edad”.
En “Mamacruz”, la venezolana Patricia Ortega, quien ya recibió la Espiga Arcoiris en la Seminci de 2018 por “Yo, Imposible”, rinde tributo a las madres y abuelas que deciden tomar las riendas de su vida, más allá de reglas sociales y patrones religiosos.
La directora venezolana relató que la historia nació en Maracaibo, la ciudad donde nació, en un momento en el que estaba cuidando a su madre, enferma, y en el ejercicio de acomodar la habitación, encontró una foto de ella desnuda, hecha por un fotógrafo profesional, muy hermosa.
“Me asombré, tuve una madre soltera, trabajadora, super guerrera, profesional, pero nunca le conocí un novio, no había referentes masculinos, con esa foto me di cuenta que mi mamá también es una mujer, tiene una historia, estaba posando de manera sensual, pero además, me llamó la atención que me asombrara poque soy una persona abierta, militante, transfeminista y me di cuenta de que vemos a nuestras madres, a nuestras abuelas como seres asexuados, lo que me motivó a escribir esta historia”, expuso.
Sobre el tono de la película, resaltó que fue difícil. “Era obvio que queríamos trabajarlo desde el humor, no desde el drama, desde un drama intenso oscuro la película se convertía en otra cosa, para nosotros era muy importante la vitalidad, la energía, la vida, pero sobre todo, yo quería que la edad desapareciera, que dejáramos de ver a una mujer de 70 años, que dejáramos de ver las canas y viéramos a una persona que trasciende su edad”, expuso.
Por otra parte, Nathalie Baye, una de las grandes actrices de la escena francesa, recibió también la Espiga de Honor de la Seminci por una trayectoria que tuvo la “suerte” de comenzar junto al mítico realizador francés François Truffaut, con quien debutó en “La noche americana” (1973) y compartió plano en “La habitación verde” (1978), que se proyectó en este festival.
La intérprete recordó cómo llegó al cine “por azar” y la experiencia que supuso ponerse por primera vez delante de las cámaras con un maestro como el autor de “Los cuatrocientos golpes” (1959). “Cuando uno tiene la suerte de comenzar así, aprende muy rápido”, rememoró.
(LectorMx)