A TIRO DE PIEDRA
El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores – Séneca
Julian Santiesteban
Carlos Joaquín González es ya el octavo gobernador constitucional de Quintana Roo, en una de las coyunturas históricas más complicadas para la entidad, la cual le demandará una estricta selección del gabinete que lo acompañará, por lo menos, los dos primeros años de gestión, ante lo cual deberá recordar que elegir a los colaboradores con base en el cariño y no en las capacidades, casi nunca garantiza una gestión exitosa, y más de un millón de habitantes de esta entidad lo han padecido por los últimos once años.
A los “de casa” se suele pedir calma para integrar al gabinete, para cumplir primero compromisos políticos, aun cuando a los primeros se deba en gran parte el triunfo alcanzado; pero para el caso de Joaquín González la coyuntura se avizora muy complicada, pues los nuevos funcionarios no tendrán tiempo para “curvas de aprendizaje”, no es este el tiempo de pagar favores sacrificando lo que tiene que hacerse; las acciones deben hacerse de manera inmediata.
El equipo de transición fue presentado como un grupo de expertos, lo mismo se espera del gabinete –el legal fue presentado este mismo domingo- sin olvidar por supuesto el aspecto político. Experiencia y conocimiento para el desempeño de las tareas que les han sido conferidas; la voluntad del gobernante es el factor decisivo, pero la trayectoria de cada integrante deberá responder por ellos; si los “de casa” son capaces no habrá mayor sobresalto y se evitarán posteriores decepciones.
La alternancia partidista es un factor histórico en Quintana Roo local, pero la pugna, a veces más abierta que callada, por los espacios disponibles nos hacen recordar que en la lucha por el poder hay intereses incluso encontrados, y por ello también el divisionismo por las designaciones no es una opción que pueda tomarse, porque así se ha hecho siempre, pero sobre todo en las dos últimas administraciones, en las que los nombramientos a “raja tabla” enfrentaron a los grupos políticos y generaron desgajamientos internos. Carlos Joaquín González es el mejor ejemplo de ellos; él tuvo que abandonar el partido en el que siempre militó para poder acceder a la gubernatura. Eso no debe olvidarse en estos momentos de decisión.
Su toma de protesta fue acaso la más tumultuosa en la historia quintanarroense, pero la amplia legitimidad es proporcional al margen de expectativas ciudadanas; por ello el gabinete representa la extensión de su voluntad para cumplir lo prometido y los ajustes burocráticos deben fundarse en el mejoramiento continuo, no en el cariño manifiesto o el mero pago de cuotas.
Las referencias al pasado serán obligadas para el “ajuste de cuentas”, pero no para justificaciones futuras, Carlos Joaquín González es ya gobernador constitucional, los aciertos o errores que se cometan son ahora enteramente su responsabilidad y de quienes lo acompañan, porque al final de su gestión la evaluación será también obligada; con los retos de las elecciones federales en 2018 y las intermedias locales en 2019; y por ello toma relevancia la advertencia hecha en su discurso inicial a los quintanarroenses “el que la hace, la paga.”
El octavo gobernador constitucional recalcó que en el cambio nadie debe sentirse excluido, ni relegado, además de parafrasear a su padre, Nassim Joaquín Ibarra, al señalar que “el trabajo es la única forma de ennoblecer la conducta cotidiana del ser humano”, adelantando además que el trabajo constante y el esfuerzo tenaz será la característica de su gobierno, el gobierno del cambio.
En los siguientes días deberá conocerse el gabinete ampliado; la administración de Carlos Joaquín ha iniciado y con ello los rumbos quintanarroenses son su responsabilidad desde ahora. Es tiempo de cumplir, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.