Mérida, Yucatán.- “Toda mi vida me la he pasado corrigiendo entuertos como el Quijote y a pesar de todos mis esfuerzos todavía la pena me agovia (sic) por las tantas injusticias y miserias humanas; pero más penado estoy cuando veo mi impotencia para aliviar tantos males y por esto vida mía me siento tan triste muchos días  y espero que tú me tengas como el hombre que sólo por el interés de verte feliz es capaz de todo para conseguirlo”

Todo mi vida doy por tu amor.

Esta fue una de las frases epistolarias que Felipe Carrillo Puerto le dedicó a Alma Reed el 1 de agosto de 1923 en el Hotel Princess de la ciudad de México, según lo descrito por el escritor Michael K. Schuessler , quien descubrió la biografía de la estadounidense y la publicó con el nombre de “Peregrina”.
Alrededor de Alma Reed y Felipe Carillo Puerto se ha levantado un halo de misticismo, de romance, de telenovela. Esa mujer que la escritora Elena Poniatowska reveló que cuando se la topaba en el elevador del periódico “News” estaba como cantando. No sé si es el gran poder de una canción tan bella como Peregrina pero lo cierto es que los yucatecos, México y el mundo consideran esta historia como una de las más grandes aventuras de amor.

Roque Armando Sosa Feyrrero, en un libro muy popular llamado “El crimen del miedo”, indicó que el amor de Felipe Carrillo Puerto por Alma Reed explica suficientemente su conducta y su mala actitud en los días previos a su muerte. El autor añade que fue la pasión del hombre en la edad crítica (49 años) lo que le hizo olvidar todo y renunciar a todo y exponerse de tal manera con tal de contraer matrimonio con la periodista.

En 1923 Felipe Carrillo habría cumplido sus bodas de plata con María Isabel Palma Puerto, con quien había procreado varios hijos. Al efecto fue promulgada una Ley de Divorcio que no exigía el conocimiento ni el consentimiento del otro cónyuge para declarar disuelto el vínculo, por simple solicitud de una de las partes.

Al ser asesinado fue una verdadera sorpresa para el pueblo saber que el gobernador se había divorciado y estaba en vísperas de celebrar un nuevo matrimonio. Todo se había hecho en la mayor reserva. Esta ley fue derogada en 1926.

A pesar de las diferentes opiniones que puedan tener los historiadores en la interpretación de los hechos   pero principalmente el público en general, los seres humanos que han recibido de generación en generación esta historia, es necesario destacar que Alma Reed fue una de las primeras mujeres periodistas estadounidenses  que logró a través de la palabra escrita cambios significativos en la manera en que el mundo veía la cultura mexicana y de otros países. No en vano recibió los siguientes reconocimientos por sus contribuciones a la cultura:

-La Orden del Santo Sepulcro, por parte del gobierno de Grecia.-   En este país estableció contacto con el poeta Angelo Sikelianos, con quien encabezó el movimiento de renacimiento de la cultura griega.

-El Águila Azteca

-Medalla al Mérito de la República del Líbano
Además de sus artículos y reportajes periodísticos,  es creadora de los libros:
-Dedication (1928)
– Cumal (1930)

-José Clemente Orozco, 1932,  .- Dicen que es uno de los libros mejor logrados sobre el artista mexicano. De acuerdo con Alvaro Cepeda Neri, esta publicación incluye “excelentes fotografías de las pinturas y demás obras de este notabilísimo creador de impactante belleza, llevada a lo sublime del arte en sus murales, casi todos de crítica social, vocación histórica y de permanente actualidad. Un José Clemente Orozco (1883-1949) de quien, en las ilustraciones del libro de Alma Reed, nos ofrece la posibilidad de mirar-admirando, subyugados, sus pinturas de estética universal y quien, desde este Olimpo histórico, recrea su legado”.

Ella fue una gran promotora del trabajo de Orozco, sin embargo, entre ellos existieron numerosos problemas. Se decía que ambos sostenían una relación amorosa- lo cual él negó- y Orozco levantó la voz porque se sentía muy frustrado por la manera en que Alma promovía su trabajo. Margarita Valladares, esposa de Orozco, aseguró que la relación con Alma Reed los llevó a la ruin económica.

Los otros libros que realizó son:
-Mexican Muralists, 1955.

-The Ancient Past of Mexico, 1965.

Alma Marie Sullivan, su nombre completo, era una mujer considerada vanguardista para su tiempo. Nacida en San Francisco el 17 de junio de 1889, el hecho de vivir en esta ciudad, una de las más importantes de Estados Unidos y cuna de diferentes movimientos culturales y políticos de Estados Unidos pero que siempre han tenido relevancia mundial, le valió tener una perspectiva diferente de la vida. Ella era la mayor de la familia y a pesar de que fue educada para seguir el ejemplo de su madre (ser ama de casa) decidió seguir otro camino.

Aunque no tuvo educación formal como periodista (comenzó estudios de trabajo social) siempre fue una apasionada de la lucha socialista. Comenzó a trabajar con su padre, quien le transmitió el gusto por los libros, en el negocio de bienes raíces.

En San Francisco realizó reseñas de distintos aspectos en la vida hotelera y una columna que firmaba bajo el seudónimo de “Señora Goodfellow” en la que brindaba asesoría a quienes no tuvieran posibilidades de contratar los servicios de un abogado o se dedicaba a mover los hilos para llamar la atención de la sociedad. Empezó a visitar la cárcel de San Quintín y poco a poco la comenzaron a llamar The Rose of Condemned Row.

Se sensibilizaba con la causa de los mexicanos porque eran trabajadores. Y de acuerdo a la escritora Antoinette May, quien escribió una biografía novelada sobre Alma, ella consideraba que estados Unidos trataba a los mexicanos de la misma manera que los ingleses trataban a los irlandés. Repito, esta es una biografía novelada.
Alma se casó en 1915 con Samuel Payne Reed, sin embargo, su matrimonio fue anulado luego de que él, poco después de la boda, contrajera una enfermedad crónica, según ella dijo. Hay quienes afirmaron que se debió a una infidelidad del mismo. Lo cierto es que, Alma se divorció, le gustó el apellido Reed y decidió conservarlo durante toda su vida.

En 1921 la familia de Simón Ruiz, contactó a la periodista, pues Simón a sus escasos 17 años de edad estaba condenado a la pena de muerte acusado de cometer un asesinato, pero Alma no sólo le salvó la vida sino que también logró reformar las leyes de su país.

Comenzó a trabajar en el San Francisco Call, de ahí se trasladó a The New York Times, Novedades y The News, una publicación  dependiente de Novedades en su vida adulta bajo la contratación de Rómulo O’ Farrill- aquí  hizo amistad con Rosario Sansores y allá fue donde conoció a Elena Poniatowska- también fue directora cultural de la Mobile Press Register y fundadora de los estudios Delphic, que promovieron entre otros a José Clemente Orozco. En 1933 abrió en Chicago una galería de pintura mexicana y más tarde creó en Alabama, la Sociedad Estadounidense de Amigos de México.

Estando Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, Alma volvió a dedicarse al periodismo, siendo colaboradora de Arts Digest,Gourmet, International Studies, Creative Art And Arqueology y The New York Magazine.

En México publicó sus trabajos en The News, Novedades y Mexican Life.
Encuentro con México y el enamoramiento de Yucatán

La historia de la periodista “gringa” defensora de los mexicanos fue ampliamente difundida por la prensa nacional lo que motivó al presidente Alvaro Obregón a invitarla a nuestro país en calidad de huésped distinguida.

Después de esta visita, Alma Reed  se enamoró de México y decidió quedarse a trabajar acá donde se desempeñaba como corresponsal de The New York Times. Posteriormente fue enviada a Mérida, Yucatán para entrevistar a Edward Thompson, el primer arqueólogo que excavó Chichén Itzá, y fue durante esta visita cuando conoció a Felipe Carrillo Puerto, quien ese tiempo había ordenado la construcción del camino Mérida-Chichén Itzá.

Finalmente logró entrevistar a Thompson quien desde 1885 ya exploraba y excavaba Chichén Itzá. Dicen que Edward Thompson se enamoró de Alma y le comentó que había sustraído del cenote de Chichén Itzá piezas de oro, jade, joyas y los ornamentos que habían adornado a las doncellas sacrificadas por los mayas; tesoros que había mandado secretamente a los Estados Unidos para apoyar a sus benefactores en el Museo de Boston Peabody a través de bolsas diplomáticas.

Asombrada por la gravedad del asunto, Alma pidió a Thompson que le firmara una confesión, y así lo hizo. Luego, la periodista con sus publicaciones provocaría un escándalo internacional que ayudó a México a recuperar gran parte de los tesoros nacionales que ya se hallaban en el Museo de Boston Peabody y que todavía se sigue trabajando para encontrar.

Después de viajar a Chichén Itzá, Alma pasó a la zona de Uxmal. Ahí entrevistó a Felipe Carrillo Puerto y conforme avanzaba la entrevista se fascinó del célebre político yucateco.

Esa fascinación va en todos los ramos. En torno a esta mujer y su pareja Felipe Carrillo Puerto ha sido traducida a varios idiomas y de ellas se han hecho libros, novelas, películas de diferente calidad. Debemos recordar la película protagonizada por Antonio Aguilar y Sasha Montenegro en 1973 y en 2013 se estrenó una ópera, “Alma”, de José Miguel Delgado, creador de la obra “Bicentenario”, en la que Patricia Santos interpretó a Alma  y el tenor Rogelio Marín a Felipe Carrillo Puerto.

Y aún estando los dos con vida causaban fascinación. Se dijo que Felipe Carrillo Puerto había peleado junto a Emiliano Zapata, y la relevancia de sus acciones llegó a tantos rubros que lo llamaban el Abraham Lincoln de México.

Tan es así, que incluso había hecho firmes contactos con el productor Budd Schulberg para llevar esta historia al cine antes de que la muerte lo sorprendiera.

Alma Reed se encontraba en San Francisco, preparando su ajuar de novia, cuando se enteró de los movimientos en México y Yucatán. Después sabría a través de su propio periódico que Felipe Carrillo Puerto, de 49 años..

Alma volvió a Mérida en donde permaneció muy poco tiempo. Recorrería el mundo como enviada del The New York Times.  Nunca se casó y siguió apoyando a los mexicanos como ocurrió en una galería de arte que abrió en Nueva York en donde promovía la pintura mexicana y muy especialmente la obra del muralista José Clemente Orozco.

En 1950 Alma regresó a México pero a Quintana Roo en donde siguió escribiendo sobre la cultura maya. En 1961 el gobierno mexicano la condecoró con la presea “Águila Azteca” la distinción más alta que un extranjero pueda alcanzar en nuestro país.

Finalmente, a los 77 años, Alma Maria Sullivan murió en México un 20 de noviembre de 1966, fecha en la que se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana.  Sus restos fueron cremados pero a falta de pago permanecieron en la funeraria hasta que poco después fueron sacados por  un amigo…. y enviados a Mérida.

(María del Mar Boeta)