Mérida, Yucatán.- Investigadores en el manejo del agua plantearon que los recientes ciclones “Gama” y “Delta”, que propiciaron anegaciones en el norte y noreste de Mérida, obligan a construir infraestructura de drenaje con enfoque de largo plazo.
Ismael Sánchez y Pinto, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY); Juan Ernesto Vázquez Montalvo, meteorólogo de esa casa de estudios, y Jorge Alfonso López González, experto en ingeniería hidraúlica, consideraron que la solución al problema de acumulación debe ser transexenal.
Son obras de largo plazo que deben iniciarse, ya que son necesarias para la ciudad en constante crecimiento, que requerirá varias administraciones estatales, recomendaron los especialistas en rueda de prensa para hablar de las condiciones del acuífero de la península de Yucatán.
El ingeniero Ismael Sánchez descartó se deba construir una megaobra en Mérida similar al sistema de drenaje profundo de la Ciudad de México, ya que se trata de contextos, necesidades y suelos muy diferentes.
Sugirió en entrevista crear sitios de desagüe de aguas de lluvia por zonas, mediante colectores que permitan llevarla a sitios de absorción.
El académico afirmó que Mérida ha sido impermeabilizada con el crecimiento acelerado de su mancha urbana, lo que ha impedido la absorción de considerables precipitaciones pluviales.
La ciudad de Mérida y su zona metropolitana están cubiertas de concreto, asfalto y cemento y no hay suficientes pozos, áreas verdes y núcleos de absorción del agua de lluvia, recalcó.
Conforme un estudio del Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial del Instituto Tecnológico de Mérida, en 1950 la mancha urbana de la capital yucateca era de cuatro mil 264 hectáreas con población aproximada de 208 mil 620 habitantes; para 1978 la mancha creció hasta alcanzar siete mil 313 hectáreas con más de 424 mil habitantes.
En 1998, la ciudad ocupó 15 mil 944 hectáreas con 705 mil habitantes; en 2010, la mancha avanzó a 27 mil 027 hectáreas con población de 870 mil personas, de tal forma que la expansión territorial ha crecido a la fecha un 80 por ciento respecto de la década de los ochenta.
La superficie conurbada de Mérida aumentó a un ritmo anual promedio de 4.42 por ciento en 30 años (1990-2010).
A nueve años de la construcción del llamado Paso Deprimido de Mérida, donde el agua se concentra en grandes cantidades cada vez que llueve de manera intensa, demuestra que no hemos aprendido la lección, dijo el experto en hidrogeología kárstica.
“Insistimos en continuar construyendo fraccionamientos con grandes planchas de concreto que impiden el escurrimiento pluvial”, insistió el investigador, quien explicó que hay comisarías con amplias franjas de vegetación que no tuvieron ningún problema de anegación o encharcamiento.
Reconocido en el manejo de acuíferos, sugirió como alternativa crear áreas de estacionamiento vehicular con un tipo de suelo que permita la absorción de las precipitaciones pluviales, lo mismo en calles y vialidades.
Y advirtió que es amplia la variedad de suelos de la ciudad de Mérida y de todo el estado que requieren salidas específicas en materia de manejo de agua pluvial, de tal manera que no hay una solución única para resolver los problemas de alta concentración.
López González opinó que el desarrollo de fraccionamientos en el norte de la ciudad de Mérida representa un riesgo, ya que los mantos freáticos están a menor profundidad por la cercanía con la costa, lo que hace necesario modificar la reglamentación y aplicarla, de lo contrario, proseguirán problemas como en el complejo Las Américas.
Igual estimaron inviable el proyecto de construcción de un tramo subterráneo de 6 a 7 kilómetros del Tren Maya, con una estación en el centro histórico de Mérida, por la abundancia de mantos freáticos.
(LectorMx)