Ciudad de México.- La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) descalificó hoy el aumento de precios en los combustibles, vigentes a partir del domingo pasado.
“Es desproporcionado y atenta directamente contra la economía del consumidor final”, advirtió el organismo, una semana después de que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) oficializara la medida.
Tras defender la libre competencia y la reforma energética, la Coparmex planteó en 12 puntos una postura respecto al alza en gasolinas y diésel.
- El mercado de precios abiertos es adecuado, porque permite que la participación de más actores fije el precio final de acuerdo a la libre competencia; sin embargo, en México el componente de impuestos que tienen los precios de gasolinas y diésel es muy elevado, más del 40 por ciento.
- En la determinación de los nuevos precios, nos parece desproporcionado que el Gobierno le traslade toda la carga al consumidor final y que no haya voluntad para revisar esquemas de reducción de cargas fiscales.
- Por ello hacemos un llamado al Congreso de la Unión para la revisión y ajustes pertinentes a la Ley del IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios), para aminorar las afectaciones y evitar su impacto directo a la economía de los consumidores finales.
- Coparmex insiste en la revisón de los porcentajes considerados en la fórmula para la determinación de los precios, demandando ajustes a la baja en los impuestos respectivos.
- Tenemos una gran preocupación por el impacto inflacionario que pueda generarse con los aumentos en los combustibles.
- Entendemos que manejar subsidios a las gasolinas como hasta ahora se ha hecho es inviable y regresivo, además tampoco Pemex puede seguir absorbiendo las pérdidas por las transacciones de compra-venta de gasolina sobre todo la importada, que ascienden a más de 50 mmdp (mil millones de pesos) anuales.
- Es evidente que Pemex ya no cuenta con la capacidad técnica ni financiera para mantenerse como el proveedor único de los combustibles, por lo que hay que hacer una transición rápida y efectiva para evitar que las pérdidas acumuladas de la empresa productiva del Estado la lleven a una situación insostenible.
- Es preocupante el incremento de las importaciones de gasolinas y diesel en los últimos años; hoy en día, estas importaciones llegan a ser por encima del 60 por ciento del consumo nacional. Lo anterior debido a la limitada e ineficiente infraestructura de Refinación con la que contamos, que año con año disminuye y hoy opera por debajo del 60 por ciento de su capacidad, debido a su obsolescencia y falta de mantenimiento o reconfiguración.
- Si logramos incrementar su eficiencia arriba del 90 por ciento (promedio de las refinerías del Golfo en los Estados Unidos), dejaríamos de importar petrolíferos equivales a $500 mdd (millones de dólares) mensuales, que al año representarían ahorros por $6,000 mdd (millones de dólares), aproximadamente $126,000 mdp (millones de pesos), reduciendo la salida de divisas y generando más empleo y derrama económica en el país.
- Debemos tener una visión de mediano y largo plazo para transitar hacia un modelo energético más eficiente, productivo y competitivo, dejando atrás el modelo obsoleto que ha generado sobrecostos por las ineficiencias.
- Es urgente acelerar la actualización de la infraestructura de refinación, así como la rápida apertura al sector privado para almacenamiento y transporte de gasolinas y diesel, y empezar a producir lo que actualmente se importa, y transportarlo a costos más competitivos; es paradójico que somos un importante país productor de crudo con una alta dependencia externa por la importación de gasolinas.
- El reto es enorme pero inaplazable ya que de no enfrentarlo, los costos futuros serán mayores y más drásticos.
(Con información de Coparmex)