Mérida, Yucatán.- Las empresas relacionadas con los rubros de innovación y tecnologías de la información serían las primeras en instalarse en la Zona Económica Especial (ZEE) de Yucatán y podrían iniciar operaciones en 2018.

Así lo estimó el secretario general de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), José Manuel López Campos.

En entrevista, señaló que ha percibido, en reuniones con hombres de negocios, el interés de colocar capitales en ambos renglones, lo que significará oportunidades de generación de empleos.

De acuerdo con Gerardo Gutiérrez Candiani, titular de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales, a la fecha existen 118 proyectos de inversión en las ZEE.

De este total, 24 están en fase avanzada de negociación e implican una inversión de más de 7 mil millones de dólares.

Los estados de Michoacán, Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Chiapas, Tabasco y Campeche, además de Yucatán, serían los principales beneficiarían con las ZEE.

López Campos explicó que independiente a los estímulos fiscales federales y la reducción del pago de cuotas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que ofreció el Gobierno Federal en las ZEE, Yucatán atrae por la seguridad y la oferta y calidad de sus servicios.

Éstas serían adicionales a las plantas industriales en el municipio Hunucmá, y de la construcción de hoteles, plazas comerciales y otros establecimientos en Mérida.

Mediante decreto Yucatán dispuso de 300 hectáreas para albergar empresas orientadas principalmente a la innovación y tecnologías de la información, insistió el representante de la Concanaco.

Subrayó la mano de obra especializada en esos campos, lo que equivaldrá, añadió, a contar con empleos mejor pagados y un mayor estímulo al mercado interno.

El Gobierno Federal anunció exención del pago del Impuesto Sobre la Renta en los primeros 10 años para luego cobrar el 50 por ciento del mismo concepto en el siguiente quinquenio a las empresas que inviertan en las ZEE, así como pago del 50 por ciento de las aportaciones obrero-patronales al IMSS en la primera década.

(Jesús Mejía)