Mérida, Yucatán.- Es inevitable que haya coincidencias entre los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017, en el centro del país, especialmente en la Ciudad de México que, por ser la capital, atrae la atención mediática, por lo que entonces como ahora las historias de dos niños sobrevivientes bajo los escombros dieron la vuelta al mundo…

…Y ambas resultaron falsas…

“Monchito”, el niño perdido en 1985

Cuando México, y por qué no, el mundo, estaba pendiente de que los rescatistas sacaran con vida a una niña que supuestamente se mantenía viva bajo los escombros del colegio Enrique Rébsamen, el anuncio que de que no había certeza de la existencia de “Frida Sofía” sacudió a tal grado a miles de personas que a más de uno se los movieron los recuerdos:

En 1985, muchos días después de que había ocurrido el sismo, el 2 de octubre, para ser exactos -vaya fecha histórica y trágica a la vez- un padre de familia “anunció” que se hijo se encontraba aún vivo bajo los escombros de uno de los tantos edificios que sucumbieron ante el terremoto de magnitud 8.1, el segundo más fuerte de la historia moderna en México.

El periódico El Financiero retoma esa historia y cita que hace 32 años el niño, apodado “Monchito” también fue un caso conocido mundialmente, pues incluso el periódico El País le dedicó un reportaje amplio. La esperanza de encontrarlo vivo se volvió el pan nuestro de cada día… sí, como “Frida Sofía” hoy…

El periódico especializado en economía y finanzas cita el libro de Carlos Monsiváis No sin nosotros: los días del terremoto, en el que se habla de la trágica -por falsa- historia del niño, quien, junto con su familia, llegó a la Ciudad de México, proveniente de Cozumel, Quintana Roo.

Supuestamente, la familia de “Monchito” se dirigía a Zihuatanejo, pero se quedaron en el entonces Distrito Federal para pasar la noche en casa de Luis Maldonado, abuelo del pequeño. Se dice que Monchito pernoctó en la recámara del abuelo, y ahí “los agarró el temblor” en el amanecer del 19 de septiembre. Ninguno volvió a ver la luz ¿por qué?

Tras la intensa búsqueda que llamó la atención de casi todos los medios y se convirtió en el símbolo de la vida en medio de la muerte, surgieron versiones -igual que ahora- de que el pequeño se comunicaba a través de golpes en la lozas, según los dichos de “Francisco Mercado, de los Servicios Médico del Departamento del Distrito Federal (DDF)”, describió Monsiváis, cita El Financiero.

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Los rescatistas literalmente se cansaron de buscar y suspendieron las labores, así que los ciudadanos se abocaron a rescatar a nieto y abuelo. Su justo esfuerzo dio frutos, aunque no los deseables: encontraron el cadáver del abuelo. Cuando los voluntarios llegaron al cuarto donde supuestamente se encontraba “Monchito”, lo “único que encontraron fue una caja fuerte con 12 millones de pesos” de aquellos años.

El dinero pertenecía, según las averiguaciones, al dueño de una tienda de telas que se derrumbó con el temblor. De hecho, Monsiváis dice -cita El Financiero– que Adolfo Gómez Ibarra, dirigente de la operación de rescate, que “Monchito” fue un invento del papá del niño para sacar una caja fuerte con 25 millones de pesos. La familia desapareció.

“Los trabajos fueron desde el principio un engaño (…) Yo lo afirmé desde el primer momento, sin pretender caer en ninguna profecía: jamás existió prueba alguna de que bajo los escombros hubiera vida. Jamás hubo aquí el famoso último sobreviviente. Tampoco encontramos el cuerpo de Monchito. Ahora sí, creo que todo fue una farsa”, afirmó Gómez Ibarra.

¿Te suena conocida la historia?

 

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