Por: Eduardo Vargas

Mérida, Yucatán.- El cartonista mexicano El Fisgón dibuja en pocos segundos una caricatura de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, a manera de dedicatoria en la página blanca inicial de uno de los libros de su autoría, para un alumno de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

No lo sabe, pero así inicia Rafael Barajas Durán, nombre del también periodista, el “reparto de pedazos de su alma” en varios de los ejemplares que ahora los estudiantes y profesores llevan bajo el brazo o en la mochila.

Es un ejemplar de “Manual Urgente para Construir otro Mundo”, libro del que extrajo algunas ideas para pedirles a un grupo de estudiantes “millenials”, reunidos en el auditorio de la Facultad, que se organicen para hacer un movimiento revolucionario para contrarrestar la “dictadura del objeto” que está acabando con el mundo, con el planeta.

¿Cree el también editor de la revista de sátira política que una nueva chispa de la revolución puede nacer aquí, en Yucatán? Sí, cree que los ideales de Felipe Carrillo Puerto, nacido en Motul, destino al que conduce la carretera donde se ubica el campus, dan esa pauta, en un estado donde hay grandes contrastes: una derecha fuerte, pero también una izquierda combativa.

“La toma de conciencia de lo que está ocurriendo ya es el inicio del cambio. Yo plantearía… en el momento de que nos damos cuenta de qué está pasando, de lo que estamos viviendo… a partir de ahí podemos empezar a cambiar las cosas…”, explica, en entrevista.

Lo que Rafael Barajas Durán percibe -y así se los hace ver a los jóvenes interlocutores- es que el neoliberalismo está acabando con el planeta, y por dos razones: está pulverizando los recursos naturales y el trabajo.

Pero no podía explicar términos tan complicados, panoramas tan complejos, si no hubiera usado algo muy cercano a la generación millenial: una lectura casi obligada para ellos: Harry Potter. La literatura “poteriana” sirve, según El Fisgón, para entender lo que ocurre en el México y el Mundo:

“Es como si viviéramos un capítulo de Harry Potter y Lord Voldemort hubiera ganado la guerra (…) vivimos tiempos oscuros”, dice, para dar paso a un símil: los horrocruxes, objetos a los que el mago transfiere una parte de su alma, y que generalmente lo hace asesinando a alguien.

Dice El Fisgón que actualmente ese proceso que en la novela de J. K. Rowling se narra es una metáfora de lo que describió Carlos Marx: fetichismo de la mercancía, es decir, que los objetos adquieren más valor no por su uso sin por cuestiones que nosotros mismos le aportamos.

Puso el ejemplo con sus anteojos, que le costaron unos 200 pesos, y cuyo precio está basados en el material, en el proceso, en el uso, pero que hoy tienen un menor valor si quiere venderlos…a menos que se trate de los lentos que usó Leon Trotsky cuando fue asesinado.

“Un cuadro de Frida Khalo puede valer 14 millones de dólares… el salario mínimo es de 81 pesos en México ¿cuántos días de salario tendría que trabajar alguien para comprar eso”, se pregunta. Lo pone también en términos de sicarios: vale unos 2 mil pesos matar a una persona ¿cuántos cadáveres caben un cuadro de Frida Khalo?, vuelve a preguntar.

“En el actual sistema lo que está ocurriendo es que lo objetos adquieren cantidad de almas enormes y se deshumaniza la gente”, asegura.

Dice que el ciclo actual, el que vive México como parte del mundo, es uno de los dos que han gobernado al mundo en la historia moderna, es decir, revolucionarios y contrarrevolucionarios. En el primero, triunfa y gana derechos el pueblo; en el segundo, las élite desorganizan al pueblo y le implantan su ley, muchas veces temeraria y hasta sanguinaria.

Tras explicar, a través de la historia como esta lucha de contrarios ha dirigido el mundo, el cartonista, asegura que la señal más clara de que se vive en un proceso contrarrevolucionario -que en otros tiempos se llamó fascismo o dictadura- puede verse en Donald Trump, quien no acepta ni siquiera algo tan evidente como el cambio climático.

Y una vez que “ha convencido” a sus interlocutores -así lo demuestra con una “encuesta” a mano levantada- de que hay que frenar el proceso de deterioro que vive México, de la pérdida de derechos humanos, de la degradación de la sociedad, y de la destrucción del mundo, El Fisgón les pide que se organicen para iniciar un proceso revolucionario que necesita ser largo.

Tras finalizar la conferencia magistral, intitulada “Entre monos te leas”, Rafael Barajas se sienta junto a una pequeña mesa donde yacen varios de sus libros y los de la editorial que lo patrocina. “¿Ese cuesta 100 pesos, no?” Le pregunta a una de las ayudantes, para responder la duda de alguien que quiere saber los precios.

Quizás no está consciente de que recorre los pasillos de la Universidad que fundó Felipe Carrillo Puerto, a quien hoy cita como un ideal de progresismo, de revolucionario; una casa de estudios muy diferente a la que Apóstol Rojo soñó: “partida”, dividida en campus esparcidos por toda la ciudad, porque a algún gobierno contrarrevolucionario en Yucatán la vio como una amenaza si estaba unida, porque era del pueblo…

Tampoco está consciente, quizás, de que su dedicatoria -una caricatura del enemigo público número 1, Donald Trump- puede hacerla gracias a la economía del mercado que reina hoy el mundo…

Así, firma a firma, el cartonista le da a cada uno de los libros un valor de uso que no tiene: le transfiere, como si fuera un “horrocrux”, un “pedazo” de su alma: ahora el libro vale más de 100 pesos…