Mérida, Yucatán.- En el cuerpo humano existen microorganismos que son necesarios para la vida, pero cuando se habla de bacterias lo primero que uno le viene a la mente es “enfermedad”, “infección”, y por eso, día con día, entablamos una guerra contra estos diminutos seres que nos hacen la vida imposible.

Pero una nueva tendencia, basada en investigaciones recientes, muestra que todos los órganos del ser humano tienen las indeseables bacterias, sólo que no se tratan de “enemigas”, sino de “amigas”; de hecho, los médicos han logrado establecer que los niños que nacen por cesárea sufren de padecimientos que los que vinieron por parto natural no tienen.

¿Por qué? Porque no fueron “colonizados” por las bacterias que las mujeres tienen en el conducto vaginal y que, ahora se sabe, son indispensables para el desarrollo sano de los organismos vivos, en este caso, del ser humano, explica el Miguel Betancourt Cravioto, vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública.

En entrevista, durante una visita a Mérida para participar como ponente en un encuentro sobre salud pública en Yucatán, el especialista habló sobre el llamado microbioma o la microbiota, “una tendencia relativamente nueva en el entendimiento de los proceso salud-enfermedad de los humanos”.

Datos impactantes sobre las bacterias que viven en el cuerpo humano

“Un número impactante: hay 10 veces más bacterias en un organismo , en un ser humano, que células en el cuerpo, y sabemos que hay trillones de células, o sea, hay más células que estrellas ¡y tenemos 10 veces más bacterias que eso!”, señala es especialista.

Según datos revelados durante un ponencia en el Congreso, las investigaciones del genoma humano han revelado que 90 por ciento de los organismos que nos conforman son bacterias, y que unos dos kilos de nuestro peso corresponden a bacterias, virus y hongos.

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Aunque el estudio de la microbiota es nuevo, su origen, o más bien lo que le dio origen, es algo mucho más viejo: los especialistas médicos sabían que cuando se administraba un antibiótico para combatir una infección intestinal, por ejemplo, una salomela, la medicina mataba incluso las bacterias “amigas”.

La higiene es muy buena para evitar enfermedades, pero tampoco debe ser excesiva. (Foto: OPS)

La higiene es muy buena para evitar enfermedades, pero tampoco debe ser excesiva. (Fotos: Organización Panamericana de la Salud)

De ahí que se empezará a recetar, posterior al tratamiento, tomar probióticos o yogur, a fin de resarcir el “daño” que la penicilina había hecho a microorganismos necesarios para el proceso digestivo. “Pero no entendíamos más allá de esa interacción”

“Hoy sabemos que esas bacterias están en todos los tejidos, por dentro y por fuera, en boca, genitales, en piel, estómago, intestinos; en todos los órganos tenemos bacterias y estamos viendo que no están de paso sino que viven ahí, están interactuando con nosotros”.

El microbioma también cambia conforme el ser humano crece y se desarrolla, es decir, las colonias de bacterias también evoluciona. Cuando un recién nacido viene por cesárea, en un ambiente limpio, no tiene contacto con las bacterias que sí tiene uno que nació por parto natural.

Este “contacto” con esas bacterias va a determinar el tipo de microbioma que tendrá durante su vida, y que lo puede hacer más o menos susceptible a enfermedades como obesidad, asma, entre otras.

Explicó que apenas se empieza a comprender que los tipos de bacterias que están presentes en un organismo en un momento dado tiene repercusiones negativas y positivas, y por eso se está investigando, en muchos lugares del mundo, el papel que juegan estos organismos en el equilibrio del sistema del cuerpo humano.

Por eso advirtió de que los productos que eliminan “el 99.9 por ciento de las bacterias” no son necesariamente buenos, porque matan bacterias de la piel, de las manos, que son necesarias para cierto procesos biológicos. Aclaró que no es lo mismo cuando se trata de bacterias o virus dañinos, como el de la influenza, en los que es necesario lavarse con frecuencia la manos para evitar la enfermedad.

¿A dónde se quiere llegar?

Betancourt Cravioto dice que a lo que se quiere llegar es a comprender que, por ejemplo, un diabético tiene un microbioma alterado, lo que no quiere decir que dejará de tomar medicamentos, pero se buscará darle las bacterias que pierde al evolucionar sus procesos químicos o al alterarlos con las medicinas.