La vida es un montón de insignificantes e irónicas ruinas
Pier Paolo Pasolini

Julian Santiesteban
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) sigue en su derrumbe interno en Quintana Roo, con enfrentamientos entre grupos por el “agandalle” de candidaturas entre sus “destacados” militantes y con un discurso que no sólo no corresponde a su actual circunstancia, sino que abona más a su hundimiento; por ejemplo, la candidata tricolor al gobierno de la capital, Othón P. Blanco, María Hadad Castillo, dijo este jueves que “todos los partidos están llenos de priístas, pero los que se van son los que nosotros ya no queremos”, vaya manera de “sumar” adeptos a su causa.

La virtual candidata aseveró lo anterior en una entrevista televisiva en la que pretendió explicar que en su planilla se respetarán los acuerdos de otorgar espacios a todos aquellos que legítimamente han manifestado su interés de contender en el proceso local en el que se renovarán las once presidencias municipales de la entidad, pero con el “dislate” cometido en el programa televisivo local, lejos de amainar la “revolución” interna, terminó por desatarla abiertamente.

El título de esta colaboración, tomado de la brillante novela de Jorge Ibargüengoitia (aunque la trama verse sobre otros avatares) coincide perfectamente con lo que ocurre en el tricolor, en donde la próxima semana se anunciarán numerosas renuncias no sólo a las futuras campañas, dejando solos a los futuros candidatos, sino además a la militancia misma en el partido; los hechos no son nuevos, ocurren en cada proceso electoral y en todos los partidos, pero no suelen ocurrir en instituciones de las cuales sólo quedan los “despojos.”,

Con un candidato presidencial en tercer lugar (de cuatro, si se considera a los independientes), con grupos enteros saliendo del PRI, con el abierto apoyo de cuadros connotados a candidatos de otras expresiones políticas ¿a qué juega el PRI en el país, en el estado, en los municipios? ¿verdaderamente el empeño de sus dirigentes –y virtuales candidatos- es intentar el regreso al poder, o es repartirse las migajas que puedan obtener? ¿de verdad se han entregado a ese grado al “poder”, a grado tal que posibilitan con su discurso el desmantelamiento del partido? Conste que son preguntas. Aun no inician las campañas, pero todo indica que el PRI acude al proceso derrotado de antemano.

COMENTARIO MORBOSO

La principal queja de los grupos internos del PRI en la capital de Quintana Roo, es que la candidata se ha rodeado de mujeres que, según las apreciaciones de algunos, no representan más que a sí mismas y no abonan en absolutamente nada para el triunfo; una de ellas, la actual diputada federal, Arlete Mólgora Glóver; famosa en los últimos meses por gritarle a sus compañeros en San Lázaro “eeeeeeeeh ´brutos´” ¿recuerda?

Señalan que la legisladora ha pedido además una regiduría para el esposo. Ante ello, María Hadad Castillo respondió –por redes sociales- al escribiente, que la legisladora, no es ni su coordinadora, ni su vocera; la legisladora federal, por su parte, comentó también que apoyará a los candidatos de su partido por convicción y que efectivamente, no ocupa ningún cargo en la estructura de la futura campaña; no aclaró el asunto de la regiduría para su cónyuge, pero seguramente pronto se despejará la duda pública.

Claro, Hadad Castillo no dijo que no vaya a hacer la designación con posterioridad, sólo aclaró que hasta ahora no ocupa la posición señalada; pero con la descomposición interna, el escribiente considera que mucha diferencia ya no hará; las rupturas y el desastre son evidentes, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.