Mérida, Yucatán.- Estamos en cuenta regresiva para uno de los festejos más importantes del año en el mundo cristiano: la Navidad, pero muy pocos relacionan este hecho con fenómenos arqueastronómicos y que, de acuerdo con Eddie Salazar Gamboa, astrónomo yucateco, tienen mucho en común.

El origen está en el significado religioso que para las antiguas culturas -como la maya- tenían los solsticios y equinoccios, que marcan la “separación” de las 4 estaciones en las que está dividida el año. Esta importancia -lo ha explicado en otras ocasiones- se refleja en cómo los indígenas que habitaron Yucatán construyeron sus edificios.

El edificio en el que esto queda demostrado es El Castillo de Chichén Itzá, un sitio sagrado, un “centro del Mundo”, dice el catedrático porque une el cielo con el inframundo; aunque es más conocido el descenso del Kukulcán, los días de equinoccio, también “marca” los solsticios.

Para el astrónomo, para las antiguas civilizaciones, tenían más importancia los solsticios porque representaban la diferencia, es decir, uno (el de verano) la mayor duración del día; y el otro (el de invierno) la mayor duración de la noche. En tanto que los equinoccios representaban la igualdad.

No es casualidad, entonces, que este 21 de diciembre, cuando ocurra el solsticio de invierno, al “bajar” el astro rey por el poniente, la pirámide quede iluminada en 2 de sus caras y las otras 2 permanezcan en la penumbra, con una matemática exactitud: mitad luz, mitad oscuridad.

Aunque este fenómeno arqueoastronómico ocurre también en el solsticio de verano no es visible para el público porque ocurre al amanecer (por ende, en el lado contrario de la estructura), y a esta hora la zona arqueológica generalmente está cerrada.

Eddie Salazar explica que aunque este 21 de junio será el día más corto del año, a partir del 22, la luz comienza poco a poco a dominar la oscuridad, lo que él interpreta como un nacimiento, el del “niño cósmico”, es decir, el Sol vuelve a renacer, el Sol invictus“, explica astrónomo.

“Posiblemente la Navidad y el solsticio de invierno coincidieron hace 7,000 años; y el árbol de Navidad no es más que la representación del Árbol Cósmico aquí en la Tierra (…)  Son cultos al Sol, todas estas festividades, que las han convertido en festividades religiosas”, asegura.

Este 21 de junio, a las 16:23 horas (4:23 de la tarde) entrará el invierno en el hemisferio norte del planeta y, por ende, en México y  Yucatán, y lo hará, por cierto, con bajas temperaturas por efectos de un frente frío.

(La foto que ilustra el texto fue tomada de portaluz.org)