Mérida, Yucatán.- A fin de disminuir el estrés y los riesgos médicos que generan a los animales algunos procedimientos, como el recorte de colmillos o pezuñas o la toma de sangre, veterinarios y biólogos de los parques zoológicos Centenario y Animaya ya trabajan con el método de condicionamiento operante, que facilita la atención de los pacientes.
Esos métodos forman parte de las acciones que promueve el alcalde Renán Barrera Concha para mejorar las condiciones de la fauna en los zoológicos municipales en cumplimiento de su compromiso con el cuidado de las especies en general.
Las políticas públicas del alcalde Renán Barrera están orientadas a la conservación y preservación del hábitat para avanzar hacia los desafíos de una ciudad sustentable con niveles óptimos de equilibrio y desarrollo.
“Fito”, la jirafa, es el nuevo “estudiante” de este método de condicionamiento operante, mediante el cual se logra que al animal colabore y no se resista al recorte de sus pezuñas.
Para este entrenamiento, la especialista Silvia Torner enseñó a los veterinarios y biólogos que trabajan con la jirafa, a ayudar al ejemplar a asociar la comida con las órdenes que se les den.
“Fito”, indeciso al principio, terminó obedeciendo las instrucciones que Silvia Torner le dio con ayuda de un silbato y en recompensa a su obediencia recibió fruta.
Silvia Torner dio a conocer que el objetivo final de este asesoramiento es que todas las especies del Centenario y Animaya sean condicionadas para los procedimientos médicos. Los próximos ejemplares del Centenario, después de “Fito”, serían algunos de los grandes felinos.
El hipopótamo “Gorgo” y el chimpancé “Rocky” son algunos de los ejemplares del Centenario que ya son tratados con este método, el cual no sólo elimina el estrés natural derivado de la captura del animal para el procedimiento médico, sino también evita el riesgo que representa la anestesia para la salud del animal.
La etóloga y especialista en condicionamiento animal Silvia Torner es fundadora de la empresa Proactive Animal Consulting. Actualmente asesora al personal de ambos zoológicos para perfeccionar los métodos que utilizan y también los instruye en nuevas dinámicas para aplicar a más especies, como son las jirafas y algunos de los grandes felinos.
Uno de sus clientes más reconocidos de la especialista fue la ballena Keiko cuando ésta era parte de Reino Aventura.
Dedicada al comportamiento animal desde hace 27 años, Silvia Torner aclaró que el entrenamiento que se hace en un zoológico corresponde a los cuidados veterinarios.
El objetivo de este condicionamiento operante es realizar el monitoreo de la salud de los huéspedes de los zoológicos dándole al ejemplar la opción de participar voluntariamente, sabiendo que al final tendrá una recompensa por su colaboración.
—El método parte de la relación cercana con los animales, ellos saben que algunos procedimientos pueden doler, pero el vínculo de confianza que hay con la gente que los cuida todos los días permite que ellos colaboren de manera voluntaria —dijo.
Uno de los ejemplos exitosos de este condicionamiento es el realizado desde hace año y medio por la Biol. Sandra Bautista Denis con el hipopótamo “Gorgo” para el recorte de los colmillos, los cuales no dejan de crecer.
A una orden de la bióloga que a veces requiere el uso de una especie de “sonaja”, el hipopótamo abre el hocico para que le limen los colmillos. Su participación es recompensada con comida.
—En un principio trabajamos sólo con “Gorgo”, pero el otro hipopótamo, “Niño”, al ver la dinámica y la recompensa con comida, quiso que también trabajáramos con él, lo que ya hacemos.
Dijo que anteriormente, para este sencillo y constante procedimiento era necesario anestesiar al ejemplar, lo que suponía un riesgo.
“Rocky”, que para muchos visitantes es agresivo, colabora de manera voluntaria y dócil con la etóloga Liliana Fernández Aguilar, quien sólo necesita acercarse a su encierro y decirle “frente o mano” para que el chimpancé obedientemente haga lo que se le pide. De esta manera, se le toma la temperatura o se le hace un piquete en el dedo para realizarle exámenes médicos.
Su recompensa son uvas congeladas, las cuales “Rocky” come con singular alegría. El trabajo con este chimpancé lleva también cierto tiempo.
La especialista, quien estuvo en días pasados conociendo las dinámicas con los ejemplares de ambos zoológicos, continuará asesorando al personal a larga distancia. Posteriormente, regresará para una revisión de los avances.
(Comunicado)