Por Adela Mac Swiney González
Huelva, España.- La coproducción hispano-mexicana “La maleta de Helios”, un documental sobre Helios Estévez, uno de los 25 mil exiliados en México cuando acabó la Guerra Civil española, dirigido por Javier Angulo y Nacho A. Villar, abrió hoy la competencia por el Colón de Oro del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en lo que constituyó su estreno a nivel mundial.
Este viernes dio comienzo la edición 45 del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en el que optan al Colón de Oro ocho películas además de “La maleta de Helios”, entre ellas la mexicana “Souvenir”, dirigida por Armond Cohen y la coproducción de Cuba, México, Francia y Estados Unidos “Elíades Ochoa, de Cuba y para el mundo”, de Cynthia Biestek.
Al presentar el filme este sábado en esta ciudad del sur español, Angulo aseguró que “este documental quiere poner de manifiesto el caso de esos 25 mil exiliados que se vieron obligados a abandonar su país a causa de la Guerra Civil y la posterior Dictadura franquista, marchándose a México, donde iniciaron una nueva vida en el olvido, de la que muchos no regresaron jamás.
“Unas víctimas de las que nadie habla. Y, todo ello, lo hemos hecho con un film que, sobre todo, provoca emoción”, aseguró.
En entrevista, Angulo destacó la participación de México en este filme, “el país donde vive desde el años 1956 el protagonista Helios Estévez, hijo de Antonio Estévez, un republicano anarquista no violento, periodista, escritor, que tuvo que exiliarse a México en uno de los últimos barcos de Cárdenas, fletados por el Gobierno mexicano”.
Antonio Estévez llegó a México por ahí del año 41 habiendo dejado en España a una madre con cuatro hijos, el menor de ellos de tres meses y ahora protagonista de la película, tiene 83 y vuelve con la maleta con la que su padre se fue al exilio a México para dejarla en casa de la familia y en el camino cuenta su aventura.
Para el codirector “se trata de una película necesaria, que nos invita a reflexionar, porque no sólo es la historia de una familia, sino que lo más importante es su reflexión final: un mensaje de reconciliación, que nos permite aprender a que no vuelvan a cometerse los mismos errores”.
“Es la historia de amor de un hijo hacia su madre para tratar de volver a juntarla con un padre desconocido pero es también el dolor del exilio”, puntualizó tras hacer hincapié en que se trata además de una historia que, por otra parte, llega a Huelva cuando se conmemora el 80 Aniversario de la Guerra Civil española.
Angulo, periodista fundador de la revista “Cinemanía”, además de director desde hace doce años de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) subrayó que esta es otra historia más de las muchas de rupturas de familias que provocó el exilio.
“No imagino hoy a un país en el mundo capaz de absorber y acoger a 25 mil refugiados como fue México. Es hoy algo francamente imposible que hay que seguirle valorando a este país”, afirmó.
En ese sentido, Helio Estévez, hijo de Helios el protagonista y quien vive ahora en Jalisco, México, aseguró que “nunca me hubiera imaginado ver la historia de mi familia en la gran pantalla, puesto que en mi casa el exilio lo asumimos como algo normal”.
“Nuestro padre interiorizó su tristeza vital a través de la poesía. Él es un hombre muy tímido y lo cierto es que no ha sido fácil convencerlo para que hiciera esta película, pero una vez que lo hemos visto, realmente ha hecho un magnífico papel”, añadió.
Este sábado, el director, productor y guionista peruano Francisco J. Lombardi, recogió su Premio Ciudad de Huelva, el máximo galardón honorífico que otorga el certamen, reconocimiento que se le dio por ser uno de los grandes nombres de la cinematografía iberoamericana, con más de cuatro décadas de trayectoria y más de una veintena de premios que avalan su carrera.
Acompañado por el director del Festival de Huelva, Manuel H. Martín, afirmó que esta distinción “supone para mí un auténtico ejercicio de memoria y de reconciliación conmigo mismo como director, dado que me ha permitido volver a ver muchas de mis películas”.
“Mi llegada al cine fue por puro azar, puesto que procedo de una ciudad pequeña del sur del Perú, donde el cine era lo único que daba lugar un poco a la fantasía. Y fue así como luego decidí estudiar cine en la Escuela de Cine Documental de Argentina, donde, además de la fantasía, también me enseñaron a mirar de otra forma para poder contar cosas que suceden a nuestro alrededor”, dijo.