Mérida, Yucatán.- Uno de los principales santuarios de aves del país, con aproximadamente 450 especies en ciudades, costas y selvas enfrentan riesgos por la afectación de su hábitat y el asedio de los depredadores en la Península de Yucatán.

Es la advertencia de las biólogas Karla Treinen y Amada Pam, de la Fundación Avifaunística Proyecto Santa María –que dirige José Medina Pier–, surgido en 2011 como un centro dedicado a las actividades educativas, de conservación y difusión del conocimiento y valores acerca del cuidado e importancia de esos animales.

De las mil 97 especies descritas en México –que lo coloca en el octavo lugar mundial, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio)–, un 40 por ciento han sido registradas, detectadas y observadas en la gran planicie de selvas medianas y bajas de los tres estados de la región, una cantidad que, dijeron, han sido poco valorada.

En entrevista, manifestaron que no existe un plan integral de manejo y protección de las aves en la región, de tal manera que existen especies en peligro de extinción y amenazadas, lo que obliga a duplicar esfuerzos para evitar que desaparezcan del planeta.

Según la misma fuente, en el mundo se estiman entre nueve mil y nueve mil 720 especies de aves y las mexicanas representan una mezcla de avifauna de origen neártico y neotropical, así como un número importante de endemismos (más de 100 del total de especies mexicanas, lo que equivale a un nueve por ciento aproximado).

De manera alternada, Karla Treinen y Amada Pam expusieron que, además del tráfico, las aves en la Península de Yucatán enfrentan la deforestación y la destrucción de su hábitat por los cambios de uso de suelo, así como la propagación de plaguicidas que hacen mella en sus crías.

La falta de conocimiento, sensibilización y reflexión hacia el medio ambiente conllevan a que las personas no tengan conciencia del daño y, por ende, a la pérdida de biodiversidad ocasionada por la degradación y la expansión de la agricultura y la ganadería, así como el cambio climático y las prolongadas sequías.

Resaltaron la presencia de aves de gran valor faunístico tanto en el litoral como en las selvas del sur y del oriente de Yucatán, donde es posible hallar colibríes Tijereta Mexicano y Mandanguero Morado, el Aguililla Gris, el Flamenco Americano y el Tecolote Sapo (visto en Xocén, Valladolid), entre muchos otros.

Compartieron haber encontrado restos de aves migratorias que sucumbieron a su paso por la península, todas ellas provenientes de los bosques de Estados Unidos y Canadá de donde huyen de las bajas temperaturas derivado de los intensos inviernos.

En las ciudades, las aves enfrentan problemas de adaptación e incluso de sobrevivencia, incluso de tráfico, agregó Karla, egresada del Instituto Tecnológico de Conkal (ITC), e integrante activa de la asociación, al referirse también a la proliferación de gatos como sus principales depredadores.

Amada, egresada del mismo ETC, mencionó que mediante labores de educación y concientización que realiza la agrupación, como la realizada de manera reciente en la comunidad de Ek Balam, cada vez hay más voluntarios que reconocen la riqueza de la biodiversodad y participan en actividades de preservación.

Luego de aclarar que la asociación trabaja sin fines de lucro, subrayó el esfuerzo comunitario desplegado desde hace un año en la instalación de jardines para colibríes como fuentes de alimentación y refugio de esas aves, de las que existen en la península unas 14 especies y cuya importancia radica en que son polinizadores como las abejas.

El propósito es convertir espacios públicos en atractivos y coloridos jardines que simulen corredores biológicos dentro de las zonas urbanas y que además brinden diferentes servicios ambientales, promoviendo la propagación y el rescate de la flora nativa.

El objetivo de dichas unidades, explicó Pam, es cultivar plantas y flores de especies afines al aprovechamiento de los colibríes, los cuales ya operan con el respaldo de comunidades en unos 10 puntos ubicados en Plaza Acrópolis, Santa Gertrudis Copó, San Ramón Norte y Ciudad Caucel, entre otros.

Dado que las nuevas generaciones son el futuro, indicaron que el Proyecto Santa María trabaja con niños de preescolar hasta jóvenes del nivel medio superior para reforzar sus valores hacia el medio ambiente y promover acciones para la conservación de la fauna y de los ecosistemas.

(Jesús Mejía)