Mérida, Yucatán.- Es real que los precios de la energía que distribuye la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en los hogares subieron entre 2019 y 2020, en promedio, de entre 4 y 4.5 por ciento sin importar si es periodo de invierno o de verano y te lo demostramos más adelante con cifras reales.
Aunque la paraestatal negó este incremento con el argumento de que se trata del “ajuste” de la inflación, lo cierto es que el precio promedio del kilovatio-hora se ha incrementado desde que la llamada 4T inició, en 2018, entre 5 y 6 por ciento.
Sin embargo, como el aumento lo aplican -según el sustento legal- mensualmente, al estilo de los gasolinazos de los sexenios pasados, para los clientes suele ser imperceptible, aunque no por eso es irreal o inexistente como intentó desmentir, con cifras “a modo” la CFE. También es cierto que, como argumenta la paraestatal, ella no define el precio sino la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y es la Secretaría de Hacienda la que los valida cuando los publica.
También es real que este “bajo” porcentaje de incremento acumulado en los últimos dos años no explica -ni mucho menos alivia- el alto costo con el que llegaron las facturas del más reciente bimestre (febrero-abril) del año, pues los cobros, lo menos, fueron 50 por ciento mayores al periodo anterior. Pero sucede que este “brinco” obedece más a que el intenso calor que se dejó sentir desde marzo en Yucatán obligó a las personas a emplear “a fondo” sistemas de enfriamiento y ventilación cuando la tarifa aún era de invierno y, por tanto, mucho más alta.
Las quejas fueron tantas que el gobernador del Estado, Mauricio Vila Dosal, las tomó como “bandera” y solicitó a la CFE bajar las tarifas; pero la respuesta no fue la esperada: la paraestatal no sólo no bajó el precio -que no está en sus manos- sino que le ofreció un supuesto apoyo que ya tenía una semana de anunciado: no reclasificar a los clientes en la tarifa doméstica de alto consumo (DAC). Por cierto, esto también es un ardid de Comisión porque no resulta un alivio para la economía de miles de familias yucatecas.
Ahora bien, para demostrar que la luz es más cara desde que inició la 4T, usamos el recibo del periodo febrero-abril de 2020 de consumo de un hogar yucateco de clase media; el titular pagó 523 pesos -por cierto, más del 70 por ciento de la factura anterior, de diciembre 2019-febrero 2020- y le “aplicamos” al mismo consumo los precios kilovatio-hora de 2018, año en que inició la actual administración federal, y 2019. No se hizo recibo con recibo de cada año porque los consumos fueron diferentes y no apreciaría el incremento.
Periodo de facturación: febrero-abril
Nota: el recibo tiene 2 bloques porque una parte (la primera) está cobrada con la tarifa de invierno y otra (16 días) con la de verano. En rojo se muestran cuánto costó la energía en dinero, sin impuestos, (en 2020) y cuánto hubiera pagado por el mismo consumo en años anteriores.
El precio facturado es sólo por la energía consumida, no tiene impuestos ni el derecho de alumbrado público (DAP) y, como puede verse, el cliente pagó, en 2020, 5 pesos más que en 2019 y 22 más que en 2018.
Como ya habíamos comentado, aunque los aumentos no son impactantes en términos de dinero sí revelan que, poco a poco, los precios suben y los usuarios -la mayoría de las veces sin darse cuenta- van pagando más conforme avanza la actual administración federal.
En el siguiente cuadro muestra la “evolución” de lo precios del kilovatio-hora según el periodo en el que se aplica, pues recordemos que es diferente el de invierno al de verano. Pueden verse las diferencias en porcentaje entre el costo de 2018 a 2019 y de 2019 a 2020, con base en el tipo de consumo (básico, intermedio o excedente) y el promedio. Es en este último donde se observan los incrementos que mencionamos al principio, que rondan el 4 y 5 por ciento entre 2019 y 2020, y de 5 y 6 por ciento entre 2018 (año del inicio de la 4T) y el 2020.