Mérida, Yucatán.- Un grupo de expertos advirtió de la creciente fragmentación de los entornos naturales y la falsa creencia de que el hombre es independiente de la naturaleza, factores que han transformado el planeta en los últimos 200 años y que pueden llevar a la extinción de la especie humana.
“Hasta el momento hemos pasado el siglo XXI de panzazo. Nunca como antes hemos sentido los efectos del impacto de la humanidad en los ecosistemas naturales: cambio climático, extinción de especies y no podría faltar el coronavirus”, fue la presentación inicial de los ponentes reunidos en encuentro vía internet.
Durante el foro virtual titulado “¿Pasaremos del XXI? Reflexiones del antropoceno”, Miguel Angel Pinkus Rendón planteó que ha sido acelerada la transformación de los ecosistemas, los cuales han sido fragmentados poniendo en riesgo la biodiversidad, lo que ha propiciado la desaparición de especies.
Comentó que pese a la reciente aparición y evolución de la especie humana en los últimos 200 mil años en la Tierra, que a su vez tiene una edad superior a los 10 millones de años, ésta ha sufrido una transformación por los cambios intensivos, la revolución industrial y el desarrollo de las ciudades en los últimos dos siglos.
Como muestra de este cambio radical, mencionó el caso de Yucatán al mostrar imágenes satelitales de los años sesenta comparados con el 2020 y las que evidencian el crecimiento desmedido de la mancha urbana, así como la aparición de núcleos de población que entonces no existían como son los casos de Cancún y Playa del Carmen, Quintana Roo.
Con doctorado en Ecología y y Desarrollo Sustentable, Pinkus consideró un error la creación de las áreas naturales en el país, ya que ésas se encuentran aisladas, separadas, cuando deberían estar interconectadas con corredores biológicos, toda vez que las especies son interdependientes.
Expuso que los humanos hemos invadido el hábitat de muchas especies, a tal grado que en la pandemia, en que la gente fue confinada en sus hogares, los animales aparecieron en las calles de las ciudades porque de alguna manera buscaron recuperar lo que les es propio y le ha sido arrebatado.
Como biólogo, asentó que es necesario que el hombre se piense como un animal, que es parte de los ecosistemas, en los que debe saber convivir con las demás especies, y recuperar las formas tradicionales de aprovechamiento de la tierra que son más sustentables.
Si queremos evitar la extinción, “debemos pensar como sociedad, en tiempos más largos de existencia, debemos recuperar las largas cuentas mayas, lo que nos ayudaría a vernos como sociedad después de 100 años”, dijo en el foro organizado por el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (CEPHCIS) de la UNAM.
Jesús Mario Siqueiros García, antropólogo, de la misma casa de estudios, describió que el hombre ha estado separado de la naturaliza, la cual ha explotado con fines utilitarios, lo que ha llevado a un proceso de deterioro que se expresa con el cambio climático.
Sugirió la lectura del ensayo “Las raíces históricas de nuestra crisis ecológica”, de Lynn White Jr., quien sugirió que los axiomas judeocristianos son culpables de la crisis ecológica mundial, al establecer que es la voluntad de Dios que el hombre explote la naturaleza para su propio beneficio.
“Dios planeó todo esto, explícitamente para beneficio y dominio del hombre, con esta regla: ningún elemento físico de la creación tendrá otro propósito que el de ser puesto al servicio del ser humano”, según el texto de White.
(Foto: agua.org)
(LectorMx)