Por Adela Mac Swiney González
Madrid, España.- El Museo Nacional del Prado expone “Biombo de la Conquista de México y La muy noble y leal ciudad de México”, pieza capital del arte virreinal, que refleja el ideario de las élites criollas de la capital de la Nueva España y visualiza su relación con una Monarquía Hispánica a la que debían fidelidad política y el origen de su fe, pero también el orgullo y la singularidad de una realidad americana que cristalizaría más de un siglo después en el proceso de independencia.
El biombo, que se expone dentro de una nueva edición del programa patrocinado por la Fundación Amigos del Museo del Prado “La obra invitada”, podrá verse en la sala 16 A del edificio Villanueva hasta el próximo 26 de septiembre.
La pinacoteca española dio a conocer además que esta excepcional pieza pasará a formar parte de la exposición temporal “Tornaviaje”, una apuesta por abrir sus colecciones a nuevas geografías.
El biombo de dos haces representa, por un lado, la conquista de Tenochtitlán, y por el otro, la ciudad de México, y probablemente fue un regalo del ayuntamiento de México a un virrey al asumir el gobierno de la ciudad, cabeza del reino.
El haz de la conquista presenta múltiples escenas, ocurridas en distintos lu gares y momentos, incluso años, ofreciendo la visión de los conquistadores y sus descendientes criollos, empezando con el recibimiento de Cortés por Moctezuma y concluyendo con la toma de Tlatelolco, último bastión indígena .
En tanto, el haz de La muy noble y leal ciudad de México, en contraste con la conquista, muestra un mundo ordenado y abarcable. La urbe se observa desde las alturas identificando sesenta y seis edificios o sitios prominentes, principalmente ligados a la vida religiosa, así como el palacio virreinal, el cerro de Chapultepec, el paseo de la Alameda y las principales calzadas.
El Museo del Prado explicó que la propia naturaleza del biombo y su movilidad han hecho que el estado de conservación de la pieza no fuese bueno, los desplazamientos, los golpes, el agua, entre otras cosas, habían dibujado sobre él una huella de daños que condicionaba y afectaba a su aspecto estético.
Para acometer su restauración, a cargo de María Álvarez Garcilllán, se han llevado a cabo una serie de estudios técnicos como el análisis de reflectografía infrarroja, luz ultravioleta e identificación de materiales en laboratorio químico.
El biombo está vertebrado en torno a un armazón de madera, diez puertas unidas por argollas de hierro y con tela encolada por ambas caras como soporte para la pintura. El soporte para la pintura es una tela de tafetán de lino encolada a lo largo de su perímetro al bastidor/puerta.
Al estar pintado a dos caras, hay una tela por cada frente. Salvo las puertas externas, de un solo paño, el resto está compuesto por dos paños unidos con costura “plana abierta”. Las costuras están a diferentes alturas, lo que hace razonable pensar que las escenas se pintaron una vez montadas las telas en sus bastidores.
La mayor dificultad del tratamiento radicaba en el hecho de la pintura a doble cara y la imposibilidad de desmontar las telas de su bastidor original, al estar encoladas por los bordes no se podían despegar sin causar daños, por lo que la solución más adecuada para proporcionar la presión necesaria para quitar las deformaciones de la tela sin necesidad de colocar soportes traseros, fue la introducción, por pequeñas ranuras, de láminas de hojalata y aluminio con la ayuda de imanes.
La capa pictórica -óleo con pigmentos como albayalde, amarillo de plomo y estaño, azurita, esmalte, bermellón, pigmento laca rojo, carbón vegetal y tierra verde con pequeñas aplicaciones puntuales de oro líquido- fue sometida a un proceso de consolidación con colas orgánicas para detener los desprendimientos y pérdidas y la eliminación de deformaciones por golpes, arañazos y desgarros.
También, se retiraron parches viejos y elementos ajenos sobre la superficie y se aplicaron otros nuevos de papel japonés e injertos de tela sobre las roturas, limpieza de la pintura, levantamiento de repintes, estucado, reintegración y barnizado.
El “Biombo de la Conquista de México y La muy noble y leal ciudad de México”, procede de una colección particular y protagoniza ahora una nueva edición del programa patrocinado por la Fundación Amigos del Museo del Prado “La obra invitada”, una iniciativa que permite exhibir en el Museo piezas únicas que complementan las colecciones del Prado y ofrecen al visitante una experiencia excepcional.
La Comisión de arte virreinal surgió en 2018 dentro del Patronato Internacional de la Fundación y reúne a un grupo de mecenas, principalmente mexicanos, que realizan donaciones especiales para el estudio, divulgación e incorporación del arte virreinal a la pinacoteca española.
(LectorMx)