Mérida, Yucatán.- La comunidad maya de Zavala, del municipio de Sotuta, mantiene una estrecha relación con la fauna silvestre –unas 54 especies animales– como parte de sus costumbres, usos y tradiciones, destacó un grupo interdisciplinario.

Los investigadores resaltaron que la población de esa comisaría conserva arraigada sus creencias, prácticas de salud y observaciones al clima vinculadas con animales, de tal suerte que existe una marcada interrelación que en otras zonas de Yucatán y del país se ha ido perdiendo.

En el estudio “Conocimiento y aprovechamiento tradicional de vertebrados silvestres en la comunidad maya de Zavala, municipio de Sotuta, Yucatán, México”, el equipo de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) documentaron una transmisión de manera generacional.

El comportamiento de las aves en general, así como del venado cola blanca, el pavo ocelado y el tepezcuintle influyen en sus creencias, en su percepción del mundo e incluso establecen relación con la salud y su nivel de bienestar.

Por ejemplo, el venado cola blanca es considerado portador de mal presagio si es visto dentro de la comunidad o con una apariencia subjetiva “fea”, mientras que el conejo castellano (Sylvilagus floridanus) significa buena suerte si se observa durante la luna llena.

En la población persisten leyendas en torno del venado, cuya caza excesiva, dicen puede provocar que un cazador mate a otro. Otra creencia arraigada es la del “jefe venado”, el cual es descrito como un macho adulto, con astas muy pronunciadas, el cual no debe ser cazado o capturado.

Igual se advierte que si el cazador intenta capturar un ejemplar grande y fuerte, experimentará alucinaciones, lo que dificultará la cacería en el resto de su vida.

En la ceremonia, el ch’a’ cháak relacionada con la lluvia, los pobladores suelen utilizar cuatro especies: una de ave, el pavo ocelado, y tres de mamíferos, entre ellos el venado cola blanca (O. virginianus), el pecarí de collar (P. tajacu) y el tejón (N. narica) que se ofrecen como alimento al ser preparados en platillos tradicionales.

En Zavala –a casi 100 kilómetros al oriente del estado–, en otras localidades mayas y comunidades rurales del país, las aves son señaladas como agoreras.

El canto y presencia del halcón selvático de collar, el momoto cejas azules y el zorzal pardo, así como el tecolote bajeño son vistos como agüeros de eventos climáticos como la lluvia, en tanto que el avistamiento del zopilote negro, perchado con alas abiertas, es aviso de calor.

La única especie que se consideró presagiadora de buena suerte fue el mariposo (Passerina ciris), al ser observado por los pobladores.

El orden Strigiformes de aves nocturnas es el que agrupa a las especies agoreras con mayor incidencia en la comunidad como es el tapacamino común, el búho cornudo y la lechuza de campanario, cuya aparición y canto pronostica afecciones malas a los bebés o infantes, enfermedades o muerte.

Ante la dependencia hacia la fauna nativa, los expertos recomendaron estrategias relacionadas con el aprovechamiento sustentable que implique la conservación de la biodiversidad, al mismo tiempo que revalorar el conocimiento ancestral y el rescate de los saberes ancestrales.

Asimismo, sugirieron realizar trabajos de educación y concientización ambiental para la valoración ecológica de las especies, especialmente aquellas que los pobladores consideran agoreras o perjudiciales.

Los autores son los biólogos Pedro E. Nahuat, Indira Angélica Estrada Riaño, Flor Peraza Romero, Michael Oswaldo Uitzil Colli, Rommel Adán Basora Dorantes, Soemy de los Ángeles Buenfil Morales, publicado en la revista de difusión científica “Estudios de cultura maya” (primavera-verano) de reciente aparición.

(Con información de UADY)