Por Carlos Meza.

Madrid, España.- Los países deben crear alertas tempranas para afrontar las sequías, tratar de anticiparse y evitar en lo posible las consecuencias que generan estas catástrofes, es el principal mensaje que dejó aquí la jornada “España, sede del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía 2022”, bajo el lema “Superando juntos la sequía”.

La Convención de Naciones Unidas de Lucha contra Desertificación (UNCCD, por sus siglas en inglés) y el gobierno español organizaron este evento de concientización y reflexión sobre la degradación de la tierra y la sequía en el mundo.

Según datos del organismo de la ONU, se espera que la mitad de la población mundial enfrente una grave escasez de agua en los próximos ocho años y unos 700 millones de personas (alrededor del 10% de la población mundial) corren el riesgo de ser desplazadas durante ese período.

El cambio de uso de suelo de forma inadecuada, el maltrato de la tierra, la despoblación de zonas rurales y abandono de la tierra en riesgo de degradación, la escasez de agua, sumado a los efectos de cambio climático y la pérdida de biodiversidad, han acentuado en las últimas décadas la desertificación de la tierra y hecho más frecuentes los episodios de sequía en el mundo.

“Ninguna nación, rica o pobre, es inmune a la sequía. De Estados Unidos a Australia, de Mali a México, de Madagascar a Canadá, todos estaremos afectados y todos los países pueden tomar medidas para evitar los efectos devastadores de las sequías en la vida y los medios de subsistencia de las personas. Aunque hemos hecho algunos progresos, no es suficiente. La sequía es un peligro natural, pero no tiene por qué ser un desastre”, afirmó el secretario ejecutivo de la UNCCD, Ibrahim Thiaw.

Más aún alertó que “las consecuencias de la sequía podrían afectar a tres cuartas partes de la humanidad para 2050. No hay dónde ocultarse si no somos capaces o no estamos dispuestos a impedir las graves alteraciones que le estamos infligiendo al planeta”.

El organismo ya había advertido en mayo pasado en su conferencia de las partes (COP15) en Abiyán, Costa de Marfil, que desde el 2000, el número y la duración de las sequías han aumentado un 29 por ciento; de 1970 a 2019 fueron la causa de 650 mil muertes en el mundo; de 1998 a 2017 causaron pérdidas económicas por 124 mil millones de dólares, y en 2022 más de dos mil 300 millones de personas enfrentan estrés hídrico, por lo que casi 160 millones de niños están expuestos a sequías severas y prolongadas.

El informe sitúa a México entre los principales países más afectados en los últimos años en su mapa global, con un 85 por ciento de su territorio afectado por la sequía en 2021. De hecho en esta jornada de celebración la UNCCD ha recodado que estos episodios afectan a diversas ciudades del mundo, como “Monterrey, la tercera ciudad más grande de México, que está racionando el agua debido a la sequía”.

“Hacemos un llamado a todos los países para trabajar juntos para restaurar nuestras tierras, proteger los recursos naturales y aumentar la resiliencia de las comunidades ante la sequía para garantizar que ningún país se convierta en una tierra de sequía”, aseveró Thiaw.

Para el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, “nos jugamos mucho en esta batalla”, dijo al recordar que el sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático indica que los cambios inducidos por la actividad humana han aumentado la frecuencia y la intensidad de las sequías en todas las regiones del planeta: Un aumento de la temperatura de 1.5 grados duplicaría la frecuencia de las sequías que actualmente tienen lugar cada diez años. Con un aumento de dos grados las sequías serían 2.4 veces más frecuentes.

La vicepresidenta española y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, recordó la importancia de evitar la degradación de las tierras mediante una gestión sostenible del suelo y del agua y de restaurar las tierras ya degradadas para con ello “alcanzar la seguridad alimentaria e hídrica, reducir la magnitud, intensidad y recurrencia de riesgos de pandemias, sequías, inundaciones”.

La desertificación es causada por el exceso de cultivos que agotan el suelo, el sobrepastoreo que elimina la cobertura de vegetación que lo protege de la erosión, la deforestación que destruye los árboles que sujetan el suelo a la tierra, así como los malos sistemas de irrigación que transforman las tierras de cultivo en tierras saladas que se pueden compactar, convirtiéndose en un suelo inservible para la fauna y flora.

Los efectos no solo son a la naturaleza, sino también a la sociedad y a la economía, debido a la disminución de la productividad del suelo, la pérdida de biodiversidad y de sumideros de carbono, el daño a la seguridad alimentaria y los desplazamientos de personas de esas zonas agrícolas afectadas.

(LectorMx)