Mérida, Yucatán.- Un estudio científico de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) reveló que más del 71 por ciento de los 69 agroquímicos que productores del sur del Estado usan para la preservación de siembras y cultivos son tóxicos en grados que van de “bajo” a “extremadamente alto”.

Además, de 45 sustancias que afectan la salud humana y animal, se emplean cinco que están expresamente prohibidas por la ley: DDT, Lindano, Endosulfán, Heptacloro y Aldrín y, ante los que el glifosato -que se ha detectado en cacerolitas de mar del oriente del Estado y en plantaciones devastadas de hortalizas en Tizimín- se queda pequeño.

“Los resultados muestran el uso de plaguicidas prohibidos o restringidos por organizaciones internacionales, así como el glifosato para la producción de soya, representando (sic) altos impactos para la salud humana y contaminación del acuífero”, exponen los expertos.

Desde insecticidas hasta fertilizantes, estos potenciales se vierten principalmente en cultivos de maíz, cítricos, hortalizas y soyas, por personas de bajo nivel educativo, que desconocen los problemas de salud que pueden ocasionarles, advierte el artículo “Uso de agroquímicos cancerígenos en la región agrícola de Yucatán, México”, del centro agrícola de la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas”, Cuba.

Recientemente, un estudio del Laboratorio de Biotecnología Acuícola y Marina del Instituto Tecnológico de México, campus Tizimín, halló residuos de glifosato en cacerolitas de mar, una especie que habita en Ría Lagartos. En Dzonot Carretero, campesinos denunciaron que los herbicidas espacidos por avionetas, acabaron con sembradíos de sandía y calabaza. En 2019, ahí mismo, incontables abejas murieron por este agroquímico.

El artículo científico también enlista el Paraquat y el Paraquat dicloruro, prohibido en México, comercializado como Cerillo, el primero, y como Antorcha, Doblete, Gramoxone, Herbipol y Paracuat, el segundo. Completan este grupo otros 10 químicos. Los investigadores especifican la toxicidad de otros agroquímicos como los fungicidas (contra hongos) o fertilizantes.

En sus conclusiones, los científicos advierten de que, en entrevistas con los agricultores, se evidenció la falta de conocimiento sobre los daños que causan estas sustancias, aunque tenían “referencias” de que dañaban la salud humana y el medio ambiente. “La población estudiada tiena una baja percepción de riesgos para la salud y el medio ambiente respecto al manejo de agroquímicos, debido a sus bajos niveles educativos”, advierten.

Los científicos recomiendan elaborar programas oficiales sobre agricultura sustentable y prevención de enfermedades como el cáncer, así como consultas previas con las comunidades indígenas cuando se realicen actividades oficiales de distribución de agroquímicos, entre otras medidas para mitigar los daños.

El estudio destaca que más de 9 de cada 10 (97 por ciento) de los agricultores usa algún tipo de agroquímico en sus cultivos, en la mayoría de los casos (62.3 por ciento), son insecticidas, porque su “dolor de cabeza” en las plantaciones son las plagas: gusano cogollero, mosquita blanca grillos y langostas. Pero de los 43 diferentes químicos para matar insectos 35 son tóxicos en algún grado: extremo, alto, moderado y ligero.

De los considerados “extremadamente dañinos” están: Paratión metílico, vendido en el mercado como Diablo metílico, Foley y Entron 20; Metamidofos, expendido como Monitor; Fósforo de aluminio, conocido como Alumine phosphide. Hay una cuarta sustancia en este grupo, la Abamectina, pero viene combinada con Bifentrina, considerada de toxicidad “moderada”; la compran como Talstar Xtra. Sin embargo, ninguna está en el terreno de lo prohibido.

En el segundo nivel hay 10 químicos, 4 de ellos prohibidos por el Protocolo de Estocolmo, un pacto internacional para reducir el uso de “Contaminanes orgánicos persistentes” (COP), en vigor desde 2004, y firmado por México desde febrero de 2003: Endosulfán, vendido como Endulsofán 35, Thiodan 35, Veldosulfán y Agrosulfán. El Lindano, conocido como Lindano 20% y Lindano técnico. El Heptacloro, llamado Heptaclorán; el Aldrín, comercializado como Aldrite; y el DDT, expendido como Foley 2%, Metílico, Tucam y DDT. El resto de este grupo no están prohibidos por la ley.

Después de los insecticidas, el segundo agroquímico más usado por los campesinos en la muestra del estudio -ubicados en Dzan, Oxkutzcab y Tekax- es el herbicida, con 14.4 por ciento de las 69 sustancias que se contabilizaron. Aquí aparece el glifosato, usado por más de la mitad (55 por ciento) de los cultivadores de soya, “boletinado” por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como posible cancerígeno y catalogado como altamente tóxico; se expende como Glifosato, Altanizan, Cacique 480, Faena, Herbipol, Velfosato, Lafan, Durango y Glyfos.

(LectorMx)