En la actualidad llevar una vida ‘fitness’ es un tema de salud, pero también de moda. Muchos hablan de comer saludable, de hacer ejercicio, de tener una figura atlética, pero la presión social que muchos sufren produce que realizar ejercicio se convierta en una obsesión y no en una actividad recreativa.

Recientemente se habló en medios de comunicación sobre el caso de Mary Méndez, la presentadora del programa de farándula ‘La Red’, quien reconoció en una entrevista a una revista que debido a su obsesión por el ejercicio estuvo a punto de perder a su esposo y a su familia.

Por tratarse de una conducta saludable, la actividad física no es vista como un problema. De hecho, quienes dejan de lado otras actividades y realizan esta práctica con demasiada frecuencia son vistos con buenos ojos.

Este exceso de ejercicio y el fanatismo por hacerlo es conocido como vigorexia: “Un trastorno psicológico también llamado dismorfia muscular, complejo de Adonis o adicción al deporte. Para algunos psicólogos es anorexia inversa”, asegura Adriana Pachón, psicóloga especialista en deporte de la Universidad Católica, quien habló con EL TIEMPO sobre este trastorno.

Al igual que la anorexia, una persona que padece este trastorno se preocupa en exceso por cómo luce, pero además genera una distorsión de su esquema corporal. Es decir, su concepto de sí mismos no es real en cuanto a la apariencia física.

“Se ven como personas que tienen poca masa muscular y por tanto tienen la necesidad inminente de mejorarla. La vigorexia, como toda dependencia, se da cuando hay un uso excesivo del gimnasio que produce consecuencias incluso negativas y significativas a lo largo de un periodo de tiempo”, dice la especialista.

Médicamente no existe un hallazgo que hable de la existencia de la vigorexia como enfermedad, pese a la popularidad que ha tomado con la aparición de nuevos casos. Así lo afirmó Juan Gregorio Mojica, médico cirujano especialista en medicina del deporte.

“Hay síntomas y signos clínicos que requieren de algún tipo de intercesión, la cual va encaminada a que el paciente tenga hábitos saludables y de esta manera logre un equilibro en la esfera hormonal y nutricional que lo lleve a conseguir un estado saludable. Pero desde el punto de vista médico esta definición no es reconocida como una patología”, asegura el experto.

(Información completa: Vanguardia)