Cozumel, Quintana Roo.- “El mundo subterráneo de los mayas es más grande que el conocido a nivel de suelo”, expuso Guillermo de Anda, arqueólogo subacuático, explorador de National Geographic y profesor de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), quien ha explorado varios cenotes de la Península de Yucatán, buscando el mayor acercamiento al llamado “mundo de los muertos”.
Como parte de la Semana Maya “Arqueoastronomía Ancestral”, el Planetario de Cozumel “Cha’an Ka’an”, bajo la dirección de Milagros Várguez Ramírez, presentó la conferencia documental denominada “Xibalbá. El Inframundo Maya”, cumpliendo las expectativas sobre los descubrimientos de una de las culturas de mayor impacto en la historia universal.
El documental fue realizado por National Geographic, nacido a raíz del descubrimiento de un cráneo humano en un cenote de la Península de Yucatán, donde Guillermo de Anda inició una exploración.
“Buscamos indicios de sacrificio humano a través de la lectura de documentos históricos, basados principalmente por Fray Diego de Landa, arzobispo de Yucatán en el siglo XVI”, explicó sobre su investigación, cuyos frutos han sido la detección de algunos restos óseos con claras huellas de extracción cardiaca y decapitación en procesos de violencia ritual, no sólo en cuerpos en vida.
El especialista puntualizó que estas muertes, cuerpos arrojados a los cenotes, fueron parte primordial de las ofrendas realizadas a Chaak, deidad del panteón maya asociada al agua y a la lluvia, quien debía proveer a sus seguidores de los aguaceros durante la sequía.
Precisamente en este sentido van las exploraciones realizadas por Guillermo de Anda, descubriendo restos óseos de niños de entre 3 y 12 años de edad, adultos tanto hombres como mujeres y que dan cuenta de la importancia del “Xibalbá. El Inframundo Maya”, donde reposaban las almas de quienes morían.
Es en estos cenotes, donde parte también la búsqueda de este mundo subterráneo de los muertos, y en el que la mención propia del Popol Vuh, la biblia de los mayas, hace referencia con la visita, previo permiso al dueño del dzonot (cenote en maya), para ingresar a sus entrañas.
Una de estas cuevas, sin especificar la ubicación, tiene una serie de sacbés (caminos en maya), cuya dirección va hacía el punto principal del “Xibalbá”, pero hasta ahí se detiene.
La investigación, recalcó Guillermo de Anda, debe continuar y hay mucho por descubrir, emergiendo a raíz de los ingresos al mundo submarino de los mayas.
(Arévalo Noticias)