Cancún, Quintana Roo.- En un estado con elevada violencia entre humanos, pretender una menor incidencia de este fenómeno contra la fauna se antoja una utopía.

Sin embargo, activistas que luchan por los derechos de los animales están convencidos de que uno y otro tienen la misma raíz y que se puede caminar en conjunto en la búsqueda de soluciones.

“Un niño maltratado es un maltratador futuro de lo que sea: de sus propios hijos, de su esposa o de animales”, dice Flor Tapia Pastrana, de la agrupación “Por un Mejor Quintana Roo”.

Y advierte en entrevista que la violencia en general es una cuestión de deficiencia en la educación y de malos gobiernos, entre tantos factores.

“La modernización nos ha ido haciendo cada vez más insensibles; es cada vez es más frecuente ver en redes gente descabezada, gente desmembrada, niños abusados, filmaciones de violaciones y todo esto uno lo ve con una normalidad”, explica.

“Hay estudios muy interesantes, lo que te dicen es que estamos ya estas generaciones, o en la actualidad estamos ya completamente anestesiados para sentir empatía hacia el dolor”, ilustra.

De esta manera se refiere a la iniciativa de reforma a la Ley de Protección y Bienestar Animal del Estado de Quintana Roo, con la cual se intenta frenar el maltrato y prohibir en particular las corridas de toros, así como las peleas de gallos y de perros.

Considera que esa propuesta, presentada el pasado 17 de agosto, es una oportunidad para convertir a esta entidad federativa en la sexta en proscribir ese tipo de actividades en el país.

En el pasado reciente, acusa que no ha habido realmente gobiernos interesados en crear una empatía social y generar programas con ese propósito.

“En México vamos a centímetros y en los países desarrollados van a kilómetros, pero finalmente estamos viendo resultados”, agrega Tapia Pastrana.

Aclara que resolver la problemática de los animales, no es más importante que la de los menores. Ambos, precisa, son grupos vulnerables.

En el contexto, cita videos que dimensionan la gravedad de la crueldad humana contra animales en Quintana Roo: El caso de un perro arponeado, otro asesinado con pistolas de balines y el de una niña de sexto grado que aventó a un can desde un tercer piso.

Aunque alega que no existe “un índice o medidor de maldad”, insiste en que esos hechos son un síntoma más de la descomposición social.

“Lo que como sociedad podamos hacer para aminorar el sufrimiento de quienes no se pueden defender nos va ayudar a tener esa empatía, con los animales, con los niños, guardando las dimensiones”.

Respecto a las peleas de gallos y de perros, afirma que éstas van de la mano con delincuencia, crimen y apuestas.

“Todo es un virus finalmente abarcando otros aspectos sociales, que en todo caso son deplorables”, sostiene la líder social.

(Foto tomada de internet)

(LectorMx)