El arrastre de nitrógeno por escorrentía ha creado una enorme ‘zona muerta’ privada de oxígeno en el Golfo de México. Ahora, según estima un nuevo estudio, si desapareciera este vertido de agua hacia el golfo, el área no se recuperaría hasta después de 30 años. Los resultados del estudio se publican en Science.

La pérdida de nitrógeno en la escorrentía agrícola alrededor de la cuenca del río Misisipi se ha estado vertiendo de forma constante hacia el Golfo de México desde hace décadas, pero no fue hasta 2017 cuando el exceso de nitrógeno creó una ‘zona muerta’ (o zona hipóxica, en la que los niveles de oxígeno son extremadamente bajos y amenazan la vida marina) en el Golfo.

Esta zona tiene una extensión de 22 mil 729 kilómetros cuadrados, un área superior a la que ocupa el estado de Nueva Jersey. A principios de 2000, se creó una fuerza operativa dedicada al estudio y la mitigación del exceso de nitrógeno, pero a pesar de los esfuerzos para reducir la entrada de nitrógeno en el Golfo, la zona hipóxica se mantiene tres veces más grande de lo planteado en los objetivos iniciales.

El nitrógeno se mueve muy lentamente a través del suelo y los sistemas de aguas subterráneas, lo que implica que el nitrógeno arrastrado en la escorrentía agrícola puede tardar décadas en llegar finalmente al océano.

A fin de explorar las implicaciones de los objetivos futuros, Kimberly Van Meter y sus colegas, de la Universidad de Waterloo, en Waterloo (Canadá), emplearon una técnica de modelado para analizar una situación con condiciones ‘iguales a las de siempre’, así como con reducciones del 25%, 75% y 100% en los niveles de nitrógeno agrícola.

Los resultados mostraron que, gracias a los esfuerzos anteriores para reducir las cantidades de nitrógeno, mantener dichos esfuerzos en una situación con condiciones ‘iguales a las de siempre’ reduciría las cargas de nitrógeno en un 11% adicional para 2050.

Sin embargo, para acercarse al objetivo de una menor zona hipóxica, de 5 mil kilómetros cuadrados, para 2050 sería necesario llevar los niveles de nitrógeno a cero, situación que los autores explican que “no solo es poco realista, sino inherentemente insostenible”.

(vanguardia.com.mx)