Mérida, Yucatán.- Como resultado de labores de prospección y excavación arqueológicas en el presente siglo en Yucatán, relacionado con el incremento de la actividad económica del estado, el arqueólogo Fernando Robles Castellanos resaltó el hallazgo de gran patrimonio arqueológico en la zona maya del municipio de Kinchil.

Dicho proceso económico ha provocado la activación de terrenos que por cientos de años han guardado evidencias de la cultura maya, resaltó el director de Administración y Sustentabilidad del Grupo Kekén, Gabriel Novelo Rosado, en la presentación del libro “Kinchil, Salvamento Arqueológico en Granjas Kekén del noroeste de Yucatán”, cercano a Celestún.

En el Museo del Palacio Cantón, el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) subrayó que los vestigios guardaban relación con el centro del poder de Oxkintok entre los años 800 y mil 100 después de Cristo.

Mencionó una cancha de juego de pelota consistente en dos estructuras rectangulares de 19 metros por cinco metros de ancho, así como conjuntos habitacionales en cinco mil metros cuadrados.

También emergieron basamentos y una construcción circular de 4.5 metros de diámetro asentada sobre una base rectangular de 13 metros de largo por nueve de ancho, que podría haber sido parte de la residencia de un importante personaje.

De igual manera, destacó piezas de obsidiana y de pedernal, así como algunas piezas de metal como un collar de cascabeles con efigies de cobre, piezas alienadas provenientes muy probablemente de Panamá y Costa Rica, ya que los mayas establecían comercio con pueblos de otras regiones distantes.

Novelo Rosado informó que de 2010 a 2015 arqueólogos del INAH efectuaron trabajos de salvamento y rescate en el emplazamiento donde hoy operan granjas, de lo que se guarda testimonio en el libro editado por la empresa, la cual con ésta y otras acciones buscan la aceptación de la sociedad a sus operaciones.

Señaló que en las áreas delimitadas como patrimonio cultural por el INAH existen instalaciones de alta tecnología para el sostenimiento y mantenimiento de las granjas porcícolas.

“Generamos energía eléctrica con gas metano proveniente de las plantas depuradoras de agua y la baja ocupación territorial resguarda el 90 por ciento de las tierras como selva reservada, además de que se disponen 800 hectáreas destinadas a la investigación de flora y fauna, ello como parte de los beneficios de asociación mutua entre empresa y comunidad”, dijo.

El director general del consorcio, Claudio Freixes Catalán, admitió que el descubrimiento obligó a modificar los trazos del proyecto de instalación de las granjas para proteger y resguardar el patrimonio cultural.

Queremos dar el mensaje de que somos una empresa comprometida con el medio ambiente y la sociedad, que contribuimos al desarrollo de las comunidades con programas de salud mediante consultorios médicos, escuelas de música y de prácticas deportivas, apuntó.

Presumió que el libro es una contribución a la conservación del patrimonio histórico, así como el reconocimiento al trabajo profesional de los arqueólogos del INAH.

(Jesús Mejía)