Mérida, Yucatán.- Especialistas en cultura y antropología maya retomaron el tema del llamado “astronauta de Palenque”, sugerido en 1969, y rechazaron con base en profusión de fuentes que la imagen del monarca Pakal inscrita en la famosa lápida tenga relación con naves espaciales.

A más de 50 años de que el escritor suizo Erich Anton Paul von Däniken desató controversia por las supuestas influencias extraterrestres en culturas antiguas, entre ellas la maya, con su libro “Recuerdos del futuro”, arqueólogos y lingüistas echaron por tierra dichas aseveraciones que aún se difunden entre visitantes a la ciudad de Palenque, en Chiapas.

Las páginas web Cultura y Lengua Maya y Divulgación Antropológica Yucatán difundieron contenidos del álbum “La verdad sobre el astronauta de Palenque”, mediante el cual sus autores Marie Botzet y Dimitris Markianos explicaron los símbolos, signos y la posición de Pakal, así como el árbol enjoyado que parece brotar de su cuerpo.

Los expertos explicaron la rica iconografía de la lápida de Palenque, en particular el árbol figurativo que sostiene al gobernante Pakal, que es de gran significado cosmológico entre los antiguos mayas y que forma parte del sarcófago descubierto en 1952 durante las excavaciones de Alberto Ruz Lhuillier.

El elemento central de la tapa del sarcófago es probablemente la imagen más controvertida y compleja, que ha recibido diferentes nombres, entre ellos “Árbol del Mundo”, “Árbol Joya Resplandeciente” y “Árbol Joya Brillante”. En lo que sí hay acuerdo es que es un árbol en forma de cruz adornado con glifos “brillantes”.

En la tapa del sarcófago es posible ver el árbol que crece de la “Insignia Cuatripartita”, el cuenco de sacrificio bajo Pakal. David Stuart (2006) interpretó la imagen como sigue: “La imagen de la cruz representa muy probablemente la idea del ascenso del sol hacia el cenit, un espacio que los mayas equiparaban claramente con el concepto de norte”.

Se trata de un árbol sobrenatural que en muchas lenguas mayas llaman takiij de gran significado cosmológico. Lo que muchos ven como el “fuego” o “escape” de la supuesta nave espacial, representa las raíces del árbol, consignó Stuart en su ensayo “The Palenque Mythology: Inscriptions from the Cross Group at Palenque”.

Von Däniken escribió que el supuesto viajero espacial “no sólo está inclinado hacia delante de forma tensa, sino que también mira atentamente un aparato que cuelga delante de su cara”. Sin embargo, la posición de Pakal es en cambio una conocida postura de bebé, aclararon Botzet y Markianos

Explicaron que la postura de bebé es también un símbolo del dios llamado “Unen K’awiil”, que formaba parte de las deidades de Palenque, el monumento funerario más importante de Mesoamérica (en cuyo estudio profundizaron Arnoldo González Cruz, Rogelio Rivero Chong y Guillermo Bernal Romero).

Botzet y Markianos expresaron que Von Däniken se equivocó en la orientación de la escena, al sostener que está orientada horizontalmente, pese a que todos los elementos apuntan a una posición vertical como en muchas piezas de arte maya. De hecho, al entrar en la tumba de Pakal, el visitante ve la escena de la lápida en vertical.

Los investigadores aseguraron que Pakal no está sentado en un asiento de un cohete como afirma von Daniken, sino en un cuenco de sacrificio llamado “Insignia Cuadripartita” con instrumentos de autosacrificio como una espina de raya (kokan), conchas afiladas y una caracola, entre otros objetos.

El Templo de las Inscripciones de Palenque fue construido como la cámara mortuoria del gobernante más famoso y longevo de la ciudad, K’inich Janahb Pakal, quien nació en el año 603 de nuestra era y llegó al poder a la edad de 12 años. Desde entonces gobernó hasta su muerte a la edad de 80 años.

Con su esposa, Ix Tz’akbu Ajaw (originaria de Uxte’ K’uh), Pakal tuvo tres hijos, dos de los cuales, Kan Bahlam II y K’an Joy Chitam II, también gobernarían posteriormente la ciudad de Palenque.

Curiosamente, los textos y fragmentos de texto que quedan revelan que el hijo y sucesor de Pakal, K’inich Kan Bahlam II, reescribió la historia tras la muerte de su padre. Aunque Pakal inició la construcción del Templo de las Inscripciones como su templo mortuorio durante su vida, murió antes de que estuviera terminado.

El recinto, terminado cinco años después de la muerte de Pakal (683 de nuestra era), contenía muchas inscripciones extensas (de ahí también su nombre) en sus pilares y paredes exteriores, aunque muchos de los textos se han perdido a lo largo de los siglos.

(LectorMx)