Cancún, Quintana Roo.- El colectivo Gran Acuífero Maya (GAM) advirtió hoy que la construcción del Tren Maya sobre los sistemas de cuevas inundadas de la península de Yucatán causaría “un enorme daño”.

“Este enorme sistema de agua subterránea es irremplazable, muy vulnerable y altamente susceptible a los hundimientos”, planteó GAM, un proyecto de investigación del subsuelo de la península de Yucatán y su relación con el ser humano y el medio ambiente.

Poco entendíamos hace 40 años –refirió– cuando comenzamos a explorar los cenotes, lo maravillosos que son para explicarnos quiénes somos, dónde estamos y de dónde venimos; cuentan la historia sobre la península de Yucatán.

“Poco comprendíamos este increíble mundo que representa el acuífero peninsular, cómo se conecta con los ecosistemas que lo rodean y cómo es, gracias a este gran acuífero maya, que la vida se ha sostenido en esta zona, durante miles de años”, abundó.

En un pronunciamiento oficial, explicó que gracias a las exploraciones en cuevas inundadas y al advenimiento de nuevos equipos y técnicas para bucear dentro de ellas, hoy sabemos que los cenotes son uno de los rasgos naturales más característicos y abundantes de la península de Yucatán.

Entre Playa del Carmen y Tulum existen cuando menos, unos mil 600 kilómetros de cuevas inundadas, mapeadas hasta el momento (QRSS, 2019). Si bien, a la fecha, no se tiene un registro exacto del número de cenotes que existen en la zona, se estima que pueden ser más de 10 mil, sólo en Quintana Roo y Yucatán.

“Los cenotes han brindado oportunidades únicas a la ciencia. Hoy sabemos que, en esta zona de nuestro país, hubo seres humanos muy tempranos que interactuaban con los sistemas de cuevas hace cuando menos 10 mil años. Se han documentado especies que no se sabía que existieron en esta zona como los primeros osos de la Edad del Hielo, registrados en el estado de Yucatán”, ilustró.

El GAM, es dirigido por Guillermo de Anda, también responsable de proyectos especiales de arqueología subacuática en la Coordinación Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En el escrito, el GAM describió que el agua de lluvia se filtra a través de la roca caliza y porosa, lo que da forma a los cenotes inundados, que son ventanas al enorme acuífero.

“Los cenotes son sistemas dinámicos, cambiantes, frágiles y muy vulnerables a la contaminación. Todo lo que vertimos en el suelo, se filtra hasta llegar al acuífero y regresa a nosotros en el agua que bebemos y usamos. El 95 por ciento del agua que se consume en la zona proviene de este acuífero”, publicó en sus redes sociales.

Además –acusó–, hay actividades agrícolas y ganaderas que lo afectan.

“Cada vez es más común ver grandes zonas deforestadas debido a la construcción de complejos turísticos, comerciales y residenciales. El manejo de los residuos y las aguas residuales no es suficiente ni adecuado, para atender las necesidades de tal desarrollo.

“No obstante su valioso contenido arqueológico y natural ha sido impactado y modificado en pro de un turismo disfrazado de sustentable”, remarcó el equipo.

En conclusión, alertó por lo “muy complicado” de edificar cualquier obra encima de estos suelos.

“Por eso es que exhortamos al buen juicio de quienes lo están construyendo, de quienes lo están planeando y definiendo los trayectos, para que entiendan que el recurso natural que tenemos en las cuevas y cenotes es irremplazable, de gran fragilidad, muy vulnerable a la contaminación y susceptible a los hundimientos.

“La ruta por la cual va a pasar este tren (que ha sido muy cambiante en los últimos meses) deberá estar muy bien definida, fundamentada y respaldada por estudios científicos que garanticen que el gran acuífero maya, las cuevas y cenotes que lo conforman, estarán ahí”, condicionó el GAM.

Al reconocer que el Tren Maya es importante y que busca un mejoramiento económico y social, recomendó un equilibrio entre este beneficio y los impactos sobre el medio ambiente, tomando en cuenta la gran diversidad biológica de especies endémicas que habitan en este ecosistema de la oscuridad perpetua.

“No debemos seguir afectando el gran acuífero maya de la manera en que lo estamos haciendo, no se debería dañar ni un cenote, ya que no existe en el mundo otro sistema como este; es un lugar de una belleza natural inconmensurable, es la última frontera de la exploración después de los océanos, es un recurso único para estudiar nuestro pasado, es la interconectividad de varios ecosistemas y es, en suma, lo que propicia la vida en la península de Yucatán. Sin el gran acuífero maya, no hay vida”, resumió.

En la parte final del texto, llamó a proteger el gran acuífero maya y pensar “muy bien” todo lo que se construye en la superficie.

“Una mala planeación afectará a todos a mediano y largo plazo y, aunque no nos demos cuenta, estamos acabando con este patrimonio”, asentó.

(Con información de GAM)