El rey Enrique IV de Castilla vierte lágrimas frente a su sirviente moro.

Mérida, Yucatán.- Sus palabras envueltas en dolor son reflexiones sobre lo que sería una realidad sin la conquista española. ¿Qué sería de nosotros si este episodio fuera una relación entre iguales y no de opresor y oprimidos?

La personalidad del monarca es presentada ante nosotros por el “Lector”.  Con textos de Miguel León Portilla, Maquiavelo y la obra “Castilla”, entre otros, ponen en contexto el drama vivido por el soberano. ¿Y quién mejor para interpretar al “Lector” en este pasaje de la obra “Las visiones de Enrique IV” que su propio creador, el dramaturgo José Ramón Enríquez?

Enríquez nació en la ciudad de México hace casi 71 años pero gracias a “Madre Juana”, la puesta con la que ganó el premio Wilberto Cantón en 1986, Mérida apareció en el escenario de su vida y decidió que la capital yucateca sea su nuevo lugar de residencia. Hoy forma parte del cuerpo de docentes de la Licenciatura en Teatro de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY).

Hace unos días obtuvo la Medalla de Bellas Artes 2016, reconocimiento máximo a los creadores vivos por el INBA.  Trabajos como “Héctor y Aquiles”, “La cueva de Montesinos”, “Tres ceremonias”, “Alicia y La Pasarela”, “Lamentaciones”, entre otros, muchísimos otros, conforman la obra de más de 50 años de trayectoria.

El autor se tomó un tiempo para platicar con nosotros sobre esta distinción, su camino en las letras, la situación actual del teatro y los nuevos creadores.  La primera duda que nos asalta es: ¿qué significa la Medalla de Bellas Artes 2016 cuando ya se tiene gran prestigio entre el público y la crítica?

“Es un reconocimiento a un trayectoria muy larga, de 50 años de estar dedicado al teatro. El significado es muy grande, un poco abrumado, pero muy agradecido”, explica.

Ante un carrera que ya goza del respeto general, ¿qué es lo podría agregar una medalla? Y José Ramón responde: “Es muy difícil contestar qué viene con ella específicamente. Es una enorme satisfacción y que le digan a uno cosas bonitas siempre se siente muy bien. Simplemente agradecerlo”.

En 50 años de hacer teatro el estilo se transforma conforme va cambiando la persona. “ Desde luego es muy distante la manera de un  muchacho  de 20 años a un viejo de 71 como estoy a punto de cumplir”, indica.

“Ahora, uno tiene que ser fiel a lo que escucha y trasladarlo a su entorno. En ese sentido ha sido una vida buscando esa fidelidad, a lo que siento que debo decir. No he sido un autor que busque ganar dinero o prestigio con mi obra sino trasladar algo que oigo y que creo que debo de decir”.

De los escenarios y círculos literarios de la ciudad de México, José Ramón Enríquez Alcázar eligió Yucatán como nuevo centro de vida. “Para mí ha sido maravilloso descubrir Mérida, es una ciudad que me encanta y yo la elegí para vivir. No sabría decir si de haberme quedado en Mérida tendría más o menos, simplemente que mi felicidad ha sido enorme estando aquí”.

“Conocí Mérida porque gané un premio aquí. Mi obra ‘Madre Juana’ obtuvo el premio Wilberto Cantón en su primera edición. Tuve la fortuna que el maestro Paco Marín la montara en el Teatro José Peón Contreras y me enamoré de la ciudad”.

“Esto fue hace mucho tiempo y siempre me quedó el deseo de vivir en una ciudad como Mérida. Cuando terminó un periodo en México en el que fui director del CUT (Centro Universitario de Teatro de la UNAM)  y ya me pareció que era demasiado aceptar otra vez el cargo. Para ese tiempo ya había venido a Mérida para buscar casa, mandaba dinero ahorrado para que me la arreglaran”.

“Rompí amarras y vine a vivir acá. Quería una ciudad que tuviera mar, Progreso está a una distancia de lo que sería una colonia de la ciudad de México, con cultura y el calor realmente para mí no es un problema”, detalla.

jose_ramon_enriquez_obraLa situación del teatro actual

Comentamos que  algunos círculos artísticos locales protestan por la falta de apoyo para sus proyectos. “Yo creo que siempre ha salido apoyo para el teatro porque no se paga solo. Desde los griegos, desde Esquilo ha habido un apoyo oficial, si no, pues han sido los mecenas en un momento determinado. Pero una obra que requiere montaje, nómina, no la paga el público, ni aquí ni  en París. Siempre tiene que haber un  fomento a la cultura y a estas artes que son en vivo y que requieren una cantidad de elementos para su montaje”.

“Realmente no conozco   gente que se queje mucho. Hay   apoyos a nivel local y nacional constantemente. Acaba de terminar el Festival Wilberto Cantón y viene el Festival de la Ciudad de Mérida.  La cuestión es que hay que continuar”.

“Creo que es acostumbrarse a decir ‘quiero dar’ y luego saber atraer los apoyos. Hay muchos más de los que yo empecé, no había Fonca, ni estatales y si no se consigue uno debemos humildemente revisar nuestra propia obra .Hay mucho trabajo que hacer para ganárselos y merecerlos”.

El teatro ha perdido mucho público. “Pero esto no es porque falte apoyo oficial, el gran problema no es ni culpa de los artistas ni de las autoridades. Hay un montón de distractores actuales para el teatro”, detalla.

“Y no sólo ahí, también en los cines y si le preguntamos a un sacerdote si ha perdido parroquianos en sus misas le va a decir lo mismo. El problema es que la gente ha dejado de movilizarse para ir a un espacio para ver teatro, prefieren sacar un video o estar en internet. Se ha perdido a los  lugares de encuentro porque le queda lejos, es peligroso o pereza”.

“Nosotros tenemos que recuperar al público haciéndoles sentir que nuestro arte es comunitario, que requiere de que estemos todos juntos, no puede ser de otra manera. No lo podemos guardar en el cajón, pasa en el momento que pasa y es efímero. La tecnología que por un lado ha sido maravillosa también ha sido difícil para nosotros los artistas”, explica.

El artista nace, es definitivo. “Las escuelas de teatro dan un condensado de prácticas en el escenario. El actor se hace en el escenario.  Cuando sales de la preparación ya tienes una práctica que si no estuvieras en la escuela tendrías que tardarte 30 años para tenerla”.

La influencia de la ESAY en la preparación de artistas yucatecos es tangible. “Simplemente con ver las carteleras de los distintos estilos de los actores podemos ver que el 90 de los actores han pasado por la ESAY. En este momento todos los relacionados  con el teatro tienen o han tenido que ver con la escuela ”.

Las obras

El dramaturgo afirma que es muy difícil responder si hay alguna obra de la que se arrepienta. “Es como preguntarle a un padre o una madre si se arrepiente de haber tenido  un hijo. Cada trabajo supone un momento en la vida por la cual lo escribí, si me salió una más bonita que otra, bueno, es lo mismo que pasa con los hijos pero se les quiere a todos por igual. Además uno no se da cuenta, eso lo tiene que decir el público”, dice.

“El hecho de que después de 50 años de trayectoria me den la Medalla Bellas Artes significa que todas mis obras eran mis hijas”, agrega entre risas.

En enero ‘La ardilla vuela’ inaugurará en un espacio nuevo de Tijuana. También el año próximo estrenará  “Teilhard de Chardin Jesuita” sobre el antropólogo, paleontólogo, filósofo y místico Pierre Teilhard de Chardin y la otra, de una temática diferente, es “Divina despierta”, que montará Tito Vasconcelos. La semana pasada “Las visiones de Enrique IV” llegó al espacio de Teatro Casa Tanicho, en Mérida.

Es decir, aún hay mucho por hacer para José Ramón Enriquez. “No le sé decir”, finaliza.

(María del Mar Boeta)