Mérida, Yucatán.- La propuesta de iniciativa para que se declare la tauromaquia y sus diversas variantes como “Patrimonio Cultural Intangible de Yucatán” busca regular el espectáculo y cambiar el concepto de “morbo” que predominaba.
Así lo definieron integrantes de la Unión de Ganaderos de Reses Bravas en Yucatán, S.C. de R.L. de C.V (UGRBY), al anunciar que antes de que concluya este mes presentarán el documento ante el Congreso del Estado.
En conferencia de prensa, dirigentes de la agrupación defendieron ese tipo de festejos, y negaron que en ellos se promueva el alcoholismo entre los asistentes y la violencia hacia caballos y ganado bovino.
De forma directa, refutaron que “algunos grupos de personas ambientalistas, sin analizar correctamente estos eventos declaran indebidamente que se maltrata a los animales”.
El profesor Julio Arturo Ruiz Dzib, leyó un escrito en el que rechazaron que el propósito de los eventos sea divertir al público con el maltrato y sangre.
“Desde aquí les decimos que son falsas apreciaciones, ya que ningún vaquero en su sano juicio se mete a lazar un toro para que lastimen a su caballo. Además, ningún ganadero también permitiría que le maltraten a su ganado, arrastrándolo o que le quiebren alguna pata o algún cuerno.
“Estos eventos son una competencia de destreza entre el vaquero, su caballo y el toro de lidia, como se da en otro tipo de competencias que también conllevan riesgos como el automovilismo, el box, entre otros”, precisaron.
En su solicitud ante el Legislativo local demandarán la protección de: corridas de toros, corridas de promesas, corridas de premios, corridas de cintas, duelo de lazos o de ganaderías, la charlotada, torneos de “caballito de cartón”, el baxal-toro, entre otros.
También a la construcción de ruedos taurinos “káxche” o tablados con madera, en las celebraciones patronales católicas.
En refuerzo de su postura, argumentaron que aproximadamente 100 mil personas dependen de esas actividades, entre ganaderos, palqueros, comerciantes (ambulantes, fijos o semifijos), empresarios refresqueros y cerveceros, transportistas de camiones, músicos, artesanos pirotécnicos, etc.
Pidieron emular a los estados de Aguascalientes, Tlaxcala y Guanajuato que han otorgado registro oficial a esas tradiciones y costumbres.
De manera complementaria, informaron que han entregado ante las instancias correspondientes una propuesta de reglamento para que los ayuntamientos emitan reglamentos, con el fin de evitar en lo posible “incidentes” durante esos eventos.
Entre las disposiciones sugeridas están que en todos los eventos taurinos se cuente con una ambulancia y paramédicos, un veterinario, que protección civil revise los cosos, que los participantes sean mayores edad, que no se permita la entrada a personas alcoholizadas o “en estado inconveniente” y que se prohíba al público bajarse al ruedo.
Alegaron que en 2016 el Congreso estatal declaró a la charrería como “Patrimonio Cultural Intangible de Yucatán, por lo que debe extenderse a la tauromaquia y sus variantes.
En la sesión con medios de comunicación, estuvieron otros de los promotores: Fernando J. Álvarez Ávila, Walter M. Navarro Loogeb y el asesor jurídico Villevaldo Pech Moo.
Asimismo, asistieron cuatro de los mejores vaqueros de Yucatán: Joseph Tzum y Manuel Escamilla, ambos de Ticul; Alejandro Sarabia, de Mérida, y Baltazar Cámara Duarte, de Tekax, quienes competirán el 15 de enero en Canoas, Celaya, Guanajuato, y el 22 de ese mismo mes, en Capula, Michoacán.
(LectorMx)