Por Adela Mac Swiney González
Madrid, España.- El compositor estonio identificado como precursor de la música minimalista, Arvo Pärt, resultó ganador del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música y Ópera “por cultivar un lenguaje original que le ha llevado a crear un mundo sonoro único”.
El jurado internacional encargado de conceder el premio, valoró telemáticamente las 37 nominaciones recibidas y decidió conocer el galardón al
creador del ‘tintinnabuli’, una nueva gramática sonora que prescinde de lo accesorio y que, apoyada en el elemento vocal, ha alcanzado a los públicos más amplios.
Destacó el trabajo del compositor estonio como una aproximación nueva a la música espiritual, especialmente coral, que reduce el material sonoro a lo esencial.
Al recibir la noticia de la concesión del premio, Pärt manifestó estar “muy feliz y agradecido”.
Arvo Pärt nació en 1935 en Paide, Estonia, sólo cuatro años antes de que el estado pasase a formar parte de la URSS. Estudió piano, flauta, oboe y percusión antes de cumplir los veinte años, edad en la que realizó sus primeros intentos compositivos.
En 1954 inició su formación superior en composición, en el conservatorio de Tallin, que tuvo que interrumpir por el servicio militar obligatorio. Se graduó en 1963, con una madurez formal reflejada en su “Sinfonía No. 1” (1963), mientras trabajaba como ingeniero de sonido en la radio estatal.
A finales de la década de los sesenta, su música destacó por una utilización muy personal de la técnica del “collage”, aunque más oscura y dramática, unida a una gran influencia de la tradición barroca, en composiciones que reflejan una lucha interior entre dos mundos contrapuestos.
Pärt se sumió en un retorno a los orígenes mediante el estudio de la música vocal cristiana, el canto gregoriano, la escuela de Nôtre Dame y la polifonía renacentista. En esos años ocurren dos acontecimientos personales de gran significado en su vida: su matrimonio con Nora, su compañera inseparable desde entonces, y su ingreso oficial en la Iglesia Ortodoxa.
Los dos mundos que Pärt llevaba tiempo explorando se expresaron a la perfección en la creación de una nueva técnica: el “tintinnabuli”, dos líneas musicales entrelazadas, desprovistas de todo elemento accesorio.
El director artístico del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, Víctor García de Gomar, secretario del jurado, lo definió como “la invención de una gramática sonora que lo hace inconfundible, que presenta células repetitivas de una cierta contención, acordes que se superponen uno encima del otro, de modo que cada cambio es casi un milagro, son sutiles, pero modifican su color de modo que cambia todo el sentido de lo que se estaba construyendo”.
Desde entonces, Pärt ha mantenido una relación de más de cuarenta años con esa técnica que él mismo inventó, que ha desarrollado y en la que se ha apoyado para toda su creación.
Desde hace ocho años, la base de datos más extensa de interpretaciones en directo de música clásica, la de la revista “Bachtrack”, le sitúa como el compositor contemporáneo vivo más interpretado del mundo.