Tinum, Yucatán.- Transcurridos 27 días de su hallazgo, el “Disco de los Jugadores de Pelota”, rescatado en la zona arqueológica de Chichén Itzá, fue desvelado al público.

Se trata de un “marcador de piedra de Juego de Pelota en forma circular”, descubierto el 14 de marzo pasado.

La pieza presenta en bajorrelieve una banda glífica rodeando a dos personajes ataviados como jugadores de pelota.

“La relevancia del hallazgo radica en tratarse de un elemento escultórico que conserva su texto glífico completo”, precisó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El objeto mide 32.5 centímetros de diámetro, 9.5 centímetros de grosor y 40 kilogramos de peso.

Apareció durante trabajos arqueológicos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza).

“La pieza, nombrada como Disco de los Jugadores de Pelota, fue encontrada por la arqueóloga Lizbeth Beatriz Mendicuti Pérez, dentro del conjunto arquitectónico Casa Colorada (nombrado así por los restos de pintura roja en su interior) o Chichanchob –ubicado entre el Osario y el Observatorio–, como parte de la Estructura 3C27, la cual corresponde a un arco de acceso al área”, explicó el arqueólogo Francisco Pérez Ruiz, quien junto con su homólogo José Osorio León, coordina la ejecución de Promeza en Chichén Itzá.

“En este sitio maya es raro encontrar escritura jeroglífica y menos un texto completo; desde hace más de 11 años que no ocurría”, indicó Pérez Ruiz.

Según los expertos, el monumento hallado funcionó como marcador de algún evento importante relacionado con el Juego de Pelota de Casa Colorada, una cancha mucho más pequeña que el Gran Juego de Pelota de Chichén Itzá.

El investigador estimó que este marcador de Juego de Pelota debe corresponder al periodo Clásico Terminal o Posclásico Temprano, entre finales de los años 800 y principios de 900 d.C.

La arqueóloga Mendicuti Pérez detalló que la pieza estaba en posición invertida, a 58 centímetros de la superficie, lo que sugiere que formó parte del muro este del arco mencionado, y su posición final se debió a un derrumbe.

Es un disco compuesto por roca de origen sedimentario, reconocida por la geógrafa Arlette Herver Santamaría.

La banda glífica, presente en la cara frontal, mide unos seis centímetros de ancho, la cual rodea un registro interior iconográfico de 20 centímetros de diámetro.

El estudio iconográfico y epigráfico, encabezado por el arqueólogo responsable Santiago Alberto Sobrino Fernández ha identificado a dos personajes ataviados como jugadores de pelota, de pie, frente a una pelota.

“El personaje a la izquierda porta un tocado de plumas y una banda que presenta un elemento en forma de flor, probablemente un lirio acuático. A la altura del rostro se distingue una voluta, la cual puede interpretarse como aliento o voz. El contrincante porta un tocado reconocido como ‘turbante de serpiente’, cuya representación se observa en múltiples ocasiones en Chichén Itzá. El individuo usa protectores de juego de pelota. La banda epigráfica se compone de 18 cartuchos con una fecha de cuenta corta 12 Eb 10 Cumku, la cual apunta, tentativamente, al año 894 d.C.”, asentó la descripción oficial.

Pérez Ruiz adelantó que el estudio de la pieza se llevará a cabo dentro del Promeza, y por el momento se atiende su conservación.

En tanto, la restauradora de bienes muebles, Claudia Alejandra Mei Chong Bastidas, realizó la desalinización de la pieza con compresas de fibra de celulosa y una limpieza físico-química con agua destilada.

El biólogo Luis Alberto Rodríguez Catana ha realizado el proceso de fotogrametría con la finalidad de tener imágenes en alta resolución de los detalles de la iconografía y el texto glífico, para luego ser estudiados hasta en el mínimo detalle.

El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, mostró hoy grandes rasgos del disco y comentó que continuaba la traducción de los glifos.

(Con información de INAH)