Mérida, Yucatán.- La obra cumbre del romanticismo musical, “La rapsodia para un tema de Paganini”, del compositor Sergei Rachmaninoff, desbordó el entusiasmo, el aplauso de pie de la concurrencia tanto por la belleza de la composición como por la interpretación al piano de concertista ruso-mexicano Vladimir Petrov.

De tan sólo 22 años, el músico radicado en México, aunque realiza sus estudios de posgrado en Alemania, desarrolló con ahínco, seguridad y nitidez la creación de Rachmaninoff, inspirada en el Capricho 24 de otro grande, del violinista Niccoló Paganini.

Con gran memoria musical y con los recursos técnicos adquiridos en su incipiente pero brillante carrera, Vladimir superó las dificultades técnicas de interpretación y de la interminable cantidad de notas que exige la concertante más conocida del compositor ruso.

La Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY), a cargo del maestro Juan Carlos Lomónaco, y el piano de Petrov sostuvieron ese diálogo alternado, sublime, cautivador como ocurrió en su estreno en Baltimore el 7 de noviembre de 1934. Es de tal estética que forma parte de los clásicos de la cinematografía como “Pide al tiempo que vuelva” (1980) y “Rapsodia” (1954).

Con un repertorio de una docena de conciertos, el joven Vladimir mostró los recursos y las cualidades que le permitieron ganar el año pasado el certamen internacional Daniel Ayala, en cuya final interpretó el Concierto No. 2 para piano y orquesta, también de Rachmaninoff.

El público entusiasmado respondió al talento, entrega y sencillez del pianista con ovaciones y aplausos de pie en el concurrido teatro Peón Contreras, escenario de esta experiencia musical.

En respuesta, el concertista ofreció un encore, la interpretación del pasaje pax de deus del ballet El cascanueces de Tchaikovsky y un divertimento.

La primera parte del programa correspondió a la interpretación de la Marcha Eslava del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, que evoca al enfrentamiento bélico entre eslavos y rusos contra el imperio otomano.

Por su grandiosidad sonora, el acento nacionalista, por la inclusión del pasaje “Dios salve al zar” y su semejanza con la Obertura 1812, la Marcha Eslava fue bien recibida por el público.

La OSY cerró el recital con la interpretación de la Sinfonía No. 2, de Robert Schumann, cuyos pasajes y finales recordaron a las sinfonías de Beethoven y Brahms.

Con este programa, la OSY dio un paso adelante en su consolidación como una de las agrupaciones orquestales más importantes del país que este 2019 cumple 15 años de actividades interrumpidas en presentaciones de conciertos, óperas y ballets.

La orquesta yucateca ha sido invitada a clausurar el Festival de Otoño de la Ciudad de México el próximo 13 de diciembre en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario de la UNAM, donde presentará obras de Richard Wagner y Gustav Mahler.

(Jesús Mejía)